Los cambios de la piel por la edad favorecen el cáncer
Investigadores norteamericanos indican que el envejecimiento de la piel produce menor elasticidad y mayor riesgo de cáncer de piel agresivo
Estos son los signos menos comunes del cáncer de piel
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Los cambios que se producen en la piel a medida que ganamos años hacen que ésta se vuelva menos flexible… y contribuyen a un mayor riesgo de cáncer de piel metastásico (que se extiende más allá del lugar de origen), según científicos del Centro del Cáncer Kimmel de la Universidad Johns Hopkins (Baltimore, Estados Unidos).
La investigación que lleva a esta conclusión se ha publicado en la revista científica Nature Aging, y muestra que la pérdida de flexibilidad provoca la liberación de una proteína, llamada ICAM1, que estimula la formación de vasos sanguíneos utilizados por los tumores para obtener los nutrientes que necesitan para crecer. También hace más fácil que esos vasos sanguíneos tengan filtraciones que permiten a las células tumorales extenderse a otras partes del cuerpo con mayor facilidad.
Ashani Weeraratna, profesora de oncología en esa universidad, ha explicado: «A medida que envejecemos, nuestra piel cambia. Esto no tiene solamente consecuencias en su aspecto, sino implicaciones en los procesos de señalización del organismo que pueden facilitar la proliferación de nuevos vasos sanguíneos o la alteración del funcionamiento de los vasos ya existentes».
El melanoma es la forma más grave de cáncer de piel, según datos de la Fundación para la Investigación en Melanoma. El Grupo Español Multidisciplinar de Melanoma (GEM) estima que esta enfermedad representa entre el 4 y el 10% de los tipos de cáncer diagnosticados en España. Si se excluyen los casos de cáncer de piel que no son melanoma, el melanoma cutáneo ocupa el undécimo lugar entre los cánceres diagnosticados a las mujeres en y el decimoquinto en los hombres. De acuerdo con los datos de la Asociación Española Contra el Cáncer, en España se diagnostican cerca de 5.500 casos anuales (5.489 casos en 2020) y, en nuestro país, es un tumor más frecuente entre las mujeres 3.182 que entre los hombres 1.207.
Peor pronóstico en personas mayores
El laboratorio de Weeraratna se centra en cómo los cambios de la edad influyen en la proliferación de los tumores de este tipo y su resistencia a la terapia. Su equipo ha realizado investigaciones previas en las que se muestra que otra proteína, denominada HAPLN1 contribuye a mantener la estructura de la matriz extracelular, una red de moléculas y minerales que proporciona flexibilidad a la piel. Cuando nos hacemos mayores, esa proteína empieza a escasear, lo que hace que la piel se muestre más rígida.
El nuevo estudio muestra que la reducción de HAPLN1 hace, indirectamente, que aumenten los niveles de ICAM1, que provocan pérdida de flexibilidad y altera las señales que envían las células. El aumento de ICAM1 contribuye a la angiogénesis (la formación de nuevos vasos sanguíneos o el crecimiento de estos).
Los científicos han tratado el melanoma en ratones de laboratorio con medicamentos que bloquean la acción de ICAM1, y han evitado que se produzcan esos cambios. Sus tumores se redujeron, y también el número de metástasis.
Ahora, los investigadores buscan conocer mejor la actividad de esta proteína para encontrar métodos más precisos de detenerla con fármacos, lo que podría llevar al descubrimiento de nuevos medicamentos para tratar el melanoma.
Además, consideran que es posible que este método pueda aplicarse a otras formas de cáncer relacionadas con la edad. Según Weeraratna, «sabemos que la angiogénesis relacionada con la edad es un elemento importante en muchos tipos de cáncer, así como en otros factores de la salud, encontrar un nuevo modo de controlar el proceso en diferentes tumores podría tener un gran impacto».