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¿Es bueno hacer ejercicio si tengo gripe o resfriado?

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¿Hacer ejercicio si tienes gripe o resfriado?

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Una de las preguntas más frecuentes que reciben los profesionales de la salud, especialmente durante el invierno, es si es posible hacer ejercicio si tengo gripe o resfriado, duda común que suelen tener los pacientes enfermos.

Pero por habitual que sea la pregunta, eso no significa que todos conozcan perfectamente cuál es su respuesta. Cada año que pasa, cientos de personas querrán saber si su médico les autoriza a hacer actividad física incluso conviviendo con un trastorno viral como éstos y, aunque no se debe generalizar, aquí van algunas apreciaciones.

Hacer ejercicio si tengo gripe o resfriado, ¿bueno o malo?

Aclarado entonces que el análisis debería realizarse de forma individual y no colectiva, los expertos recomiendan mayormente que se suspenda cualquier tipo de entrenamiento ante la aparición de síntomas muy específicos.

Es decir, la mayoría de personas pueden respetar sus rutinas de ejercicio físico, adaptando la exigencia, salvo que sufran de dolor muscular en todo el cuerpo, falta de aire, tos intensa, ruidos al respirar o fiebre alta.

Vale la pena recordar, a modo de consejo, lo que dice en ese sentido el reconocido investigador David C. Nieman. Autor de la «regla del cuello», ésta sostiene que puede realizarse actividad siempre y cuando los síntomas sufridos se ubiquen todos por encima del cuello, haciendo referencia a la congestión nasal, la mucosidad y el taponamiento.

En el caso de que los síntomas estén localizados debajo del cuello, lo que se sugiere es interrumpir el entrenamiento. A medida que las molestias vayan desapareciendo, puede optarse por una paulatina reincorporación a la rutina.

Otros parámetros a considerar

Más recientemente, ciertos médicos afirman que el principal parámetro a tener en cuenta es la presencia de fiebre. Para que quede claro, una fiebre por encima de los 38,5° C debería ser tomada como un síntoma «bajo el cuello». Entonces, si la fiebre es elevada, es conveniente que te quedes en casa por al menos una semana completa.

Si están dadas las condiciones para volver al gimnasio o entrenar en casa porque los síntomas más graves ya no te afectan, durante esa primera semana de regreso deberías ejercitarte a una intensidad menor que la habitual. Recobrar la actividad física es positivo, pero tu organismo necesita ir de a poco hasta recuperarse al 100%.

Por supuesto, no olvides que si posees alguna enfermedad viral contagiosa, es indispensable mantenerse alejado de los demás, por lo que no deberías entrenarte en espacios cerrados en los que puedes acabar contagiándoles.

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