El 70% de las mujeres en España califican su educación sexual de regular a muy mala

La falta de educación sexual es una de las causas del aumento de las ITS en mujeres en los últimos años

El sexo no se acaba en la tercera edad

salud sexual sana
Salud sexual sana.

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El 70,26% de las mujeres en España califican su educación sexual como regular (41,17%) o muy mala (29,09%), frente al 29,74% que piensan que ha sido muy buena. Destaca también que el 79,32% no recuerda ni una sola campaña de educación sexual ejecutada en los últimos años. Estos datos se extraen de la ampliación del Observatorio de Salud Femenina impulsado por Bloom, la plataforma digital de salud femenina integral, que en junio de 2022 reveló un aumento de ITS en mujeres de más de un 1073% desde 2012.

«Tras ver las cifras de crecimiento, el siguiente paso era apuntar posibles causas, y entre las más evidentes está la mala educación sexual recibida o directamente la ausencia de ella», explica Andrea Aznar, Directora de Bloom. Así, ahora la plataforma saca a la luz una ampliación del Observatorio centrado en el análisis de la educación sexual en España a partir de una encuesta llevada a cabo a 2.021 mujeres de todas las comunidades autónomas, además de Ceuta y Melilla.

En la actualidad la edad media de inicio de las relaciones sexuales en España es de 16 años y al menos el 35,1% de la población entre 15 y 18 años ya habría mantenido relaciones sexuales coitales. Un porcentaje que va desde el 20% entre los 15 y 16 años al 48,3% entre los 17 y 18 años. Sin embargo, según indican el 34,23% encuestadas entre 18 y 24 años, la educación sexual es deficitaria entre estos sectores más jóvenes de la sociedad.

En este contexto, Laura Cámara, enfermera especialista en ginecología y obstetricia, sexóloga, expone la importancia de la educación sexual para evitar las ITS: “El principal reto que tenemos es considerar la sexualidad no como algo lúdico, sino como algo que comprende la esfera de la salud y que afecta directamente a la calidad de vida de las y los pacientes”.

Uno de los problemas que señala el nuevo informe es la ausencia de un currículum educativo oficial, la falta de programas públicos de educación sexual en ámbitos educativos (las comunidades que más iniciativas registran son Aragón con 7, Extremadura con 5 o Galicia con 6), o la externalización de dichas enseñanzas. Dentro de la falta de recursos en el terreno sexual, el informe también apunta a una clara asimetría que se corresponde con los colectivos menos normativos.

Los perfiles que cuentan con una mejor percepción de su educación sexual son las mujeres heterosexuales (29,54%), con pareja, situadas entre los 25 y 30 años de edad, con una situación socioeconómica favorable (más de 3.000 euros de ingresos mensuales) y pertenecientes a los municipios más urbanizados (más de 200.000 habitantes). Por otra parte, de todas las encuestadas que han calificado su educación sexual entre “muy mala” y “regular”, la mayoría son mujeres trans (33,33%) homosexuales (34,44%) y bisexuales (34,19%), solteras y que residen en municipios urbanos más pequeños (50.000 a 200.000 habitantes). Además, la carencia de una educación sexual de calidad también se vincula a una situació socioeconómica desfavorable: el grupo mayoritario de personas que consideran insuficiente su educación sexual se identifican como “clase baja” (41,82%) y tienen unos ingresos domésticos inferiores a los 1.800 euros mensuales.

Importancia del acceso a información sexual

Según el informe, la escuela se erige como la principal vía a la hora de recibir información básica sobre la educación sexual, (como por ejemplo, las ITS) en el 38,2% de los casos, a pesar de no existir por el momento un currículo obligatorio y homogéneo en la misma. Con distancia, la segunda fuente de información más utilizada es Internet, concretamente en el 27,16% de las ocasiones. Seguidamente, se encuentran las amistades (26,62%), por encima de los referentes parentales, si bien casi el doble acude antes a su referente materno (13,06%) que a su referente paterno (5,64%). Cámara justifica que el último lugar de las familias como vía de información “no es más que un reflejo de la herencia de la mala educación sexual: si no sabes nada, no tienes habilidades ni conocimientos, ¿qué vas a enseñar a tus hijos e hijas? No podemos educar en lo que no hemos sido educados. Además, no hablar también es una forma de educar en sexualidad: se perpetúa el tabú y el silencio”.

Como apunta la ONG Adhara, la educación también está atravesada por una concepción heteronormativa de la sexualidad, por lo que la orientación sexual juega un papel importante en la práctica a la hora de recibir información sobre educación y salud en este ámbito. Por ejemplo, las personas homosexuales (30,36%) y bisexuales (47,5%) recurren más a Internet para informarse sobre ITS que las personas heterosexuales (25,77%). Además, las personas trans y no binarias se informan más
habitualmente por Internet y menos a través de redes oficiales o cercanas.

Mientras que el 18,95 % de las mujeres cisgénero acude a un profesional sanitario para informarse, apenas el 4,76% de las mujeres trans elige esta misma vía. Hacia una educación sexual diversa, no-coitocentrista y corresponsable «la educación sexual debe ser siempre con perspectiva de género, porque es precisamente el género lo que nos ubica en una sexualidad llena de estereotipos y mitos», afirma Cámara. «Por ejemplo, sobre el VIH las mujeres reciben mucha menos información, y no debería ser así, o hasta hace bien poco a los hombres no se les enseñaba nada sobre el VPH», añade.

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