Receta de sopa de puerros con carne picada

Esta sopa de puerros con carne picada es uno de esos platos de cuchara que impresionan. El puerro es una verdura depurativa con infinidad de propiedades beneficiosas para nuestro cuerpo. Las sopas con este ingrediente son siempre un acierto y más en esos días de frío en los que apetece un plato completo y saludable. Le añadiremos a la verdura un poco de carne picada, el tipo de carne puede ser el que más nos guste, cerdo, pollo o ternera, aportarán un poco de proteína a esta sopa. Si quieres cuidarte y disfrutar, toma nota de esta sopa de puerros con carne picada.

Ingredientes:

Cómo preparar una sopa de puerros con carne picada

1. Esta sopa es muy fácil de preparar nos aseguraremos de que tengamos a mano una buena materia prima para conseguir el resultado deseado. Empezaremos con los protagonistas del plato, los puerros.
2. Pelamos los puerros, les quitaremos la parte verde y cortaremos la blanca en trocitos del mismo tamaño. Le daremos un buen complemento a estos puerros con la llegada de la cebolla, la vamos a pelar y cortar en trocitos pequeñitos.
3. Ponemos en una sartén un chorrito de aceite y le añadimos la cebolla. Dejaremos que se cocine durante unos minutos, añadimos un poquito de sal para acelerar el proceso.
4. Cuando la cebolla empiece a estar tierna le ponemos la carne picada. Este ingrediente lo ideal es que sea mixto, podemos poner la mitad de carne picada de cerdo y la otra de ternera, lo más fresca posible, si es posible picada al momento.
5. En el momento en que la carne quede suelta le incorporamos el puerro. Lo ponemos y mezclamos bien con el resto de los ingredientes.
6. Le añadiremos el caldo para darle la consistencia necesaria a esta sopa. Incorporamos la crema y el queso, estos dos elementos le aportarán una cremosidad de lo más especial, esta sopa de puerro no tiene nada de convencional, es una receta sencilla y original que nos conquistará de inmediato.
7. Dejamos que todos los ingredientes se cocinen durante unos 10 minutos. Es importante que se cocine a fuego lento para que quede lo más suave posible y no se nos quede muy densa. Si es necesario podemos añadir un poco más de caldo o agua hasta conseguir la textura deseada. Tendremos listo un plato de restaurante.