‘Sancheztópolis’: los estertores de un régimen corrupto
Mientras un juzgado madrileño la investigaba por cohecho y tráfico de influencias en relación a presuntas maniobras para malbaratar investigaciones judiciales que afectaban al PSOE, tratando de recabar información que desacreditase a mandos de la UCO y otros funcionarios, como fiscales y magistrados, el titular del Juzgado Central de Instrucción número 6 de la Audiencia Nacional, Antonio Piña, ordenaba la detención de la fontanera socialista Leire Díez y del ex presidente de la SEPI (Sociedad Estatal de Participaciones Industriales) Vicente Fernández. El ex presidente de la SEPI fue hace años asesor de Servinabar 2000, la empresa en el corazón de la trama de Santos Cerdán y persona vinculada a María Jesús Montero, vicepresidenta primera del Gobierno y ministra de Hacienda.
Pese a que la investigación está bajo secreto, las detenciones estarían vinculadas a casos de corrupción relacionados con contratos públicos.
Bajo el sanchismo ya hemos perdido toda capacidad de asombro, porque no hay un día en el que los escándalos de corrupción no salpiquen, con mayor o menor intensidad, a un partido inmerso en un proceso irreversible de descomposición.
La detención de Leire Díez es, por tanto, el reflejo más cabal del derrumbe del un régimen en el que convendría ir más allá de la figura de esta fontanera con ínfulas para alzar la mirada y centrarnos en el responsable último de una situación verdaderamente insoportable. Porque lo de Ábalos, Cerdán, Koldo y, a distinta escala, lo de Leire Díez y el expresidente de la Sepi no se entiende sin detenerse en la figura de Pedro Sánchez, el autócrata que ha sometido a España a una degradación institucional sin precedentes y que se mantiene en el cargo en un desesperado intento de que el poder le sirva de dique de contención ante la catarata de escándalos de corrupción que afectan a su partido y su familia.
Vivimos en una democracia secuestrada por una mafia política que, acorralada, reacciona contra todo y contra todos los que tratan de que el sanchismo no se lleve por delante a España. Esto recuerda cada vez más al caso Tangentópolis, el gran escándalo de corrupción de Italia en los años 90 que no sólo se llevó por delante la figura del socialista Bettino Craxi, sino que puso en jaque los cimientos mismos de la democracia.