Puigdemont también se da cuenta de que Sánchez es un tramposo

Si la desconfianza de Carles Puigdemont con Pedro Sánchez venía de lejos, el hecho de comprobar que algunos de los aspectos fundamentales del pacto del PSOE con ERC eran un copia y pega de las propuestas de Junts -nada menos que tres párrafos íntegros, como desvela OKDIARIO- han terminado por convencerle de que el líder socialista es un bulto sospechoso. Dicho de otro modo, que no es de fiar. Y esa es la razón de fondo que ha llevado a Puigdemont a ralentizar el curso de unas negociaciones que el PSOE ya daba por cerradas. En definitiva, que el líder de Junts ha tenido ocasión de comprobar cómo se las gasta el tramposo Sánchez -que ha hecho de la burla una máxima de supervivencia en el poder- y ha decidido devolverle la afrenta.

Puigdemont ha decidido llevar su órdago a Pedro Sánchez hasta el final, al límite casi de la bocina. El hecho de que el PSOE concediera a ERC todo el protagonismo a la hora de anunciar el acuerdo sobre la amnistía y parte de la condonación de la deuda de Cataluña, entre otras concesiones, ha llevado a Junts a plantarse y aplazar el sí, provocando un ataque de nervios en Moncloa y Ferraz. Toda una manera de exhibir músculo.

El líder de Junts está dispuesto a vender muy caro su apoyo y los votos de su partido, pero el pacto con ERC ha sido recibido como un gesto hostil que merecía un castigo. Y el castigo  ha sido demorar el acuerdo para elevar el precio de su apoyo a Sánchez, que tendrá que pasar por el aro y retratarse una vez más. Consciente Junts de que el PSOE ha pasado la línea de no retorno y de que Sánchez ya no tiene plan B, el prófugo Puigdemont está en posición de ventaja y su objetivo es demostrar que su fortaleza es tan grande que es capaz de obligar al mismísimo presidente del Gobierno en funciones a plegarse a sus exigencias. El hecho de que a estas horas mantenga a Moncloa y Ferraz en vilo ya es una victoria que pretende rematar con una humillación más al líder de los socialistas, la prueba del nueve de que Pedro Sánchez es un títere en sus manos.