El PP se yergue donde el PSOE se postra
El PSOE es el doctor Frankenstein de la política española pero, a diferencia del que ideó la escritora inglesa Mary Shelley, ellos padecen las veleidades de dos criaturas incontrolables: una en Cataluña y otra en el País Vasco. Estas dos federaciones con vocación independentista, hijas de la ambigüedad de Pedro Sánchez con respecto a la organización territorial de España, se han rendido a los separatistas en ambas regiones y han convertido la unidad nacional en un mero objeto de mercadeo político. En el País Vasco, Idoia Mendia ha hecho de la genuflexión su manera de pactar con el PNV. Después de cosechar los peores resultados del Partido Socialista de Euskadi en toda su historia, con tan solo nueve diputados en las últimas elecciones autonómicas, ha conseguido la pírrica limosna de tres consejerías a cambio de firmar un acuerdo que trata a los terroristas con inaceptable indulgencia. Un pacto que, para más inri, reconoce la «nación vasca» y recoge la celebración de un referéndum secesionista. Algo que ya propuso en Cataluña su sosias pedrista Miquel Iceta durante el pasado mes de marzo. Con semejantes comportamientos por parte de sus formaciones apéndice, la Gestora del PSOE tendrá muy difícil armar el cuerpo de un proyecto creíble a nivel estatal.
Estas profundas disidencias ideológicas en el seno del partido aún acrecentan más la distancia electoral y de proyecto que los separa del Partido Popular. Mientras los socialistas se dividen entre los que abogan por una España unida y los que definen como «nación» a cualquier comunidad que les prometa rozar poder, el PP dice «no» en bloque a ofertas como las del PNV, que supedita el apoyo a los Presupuestos Generales del Estado a una transferencia de la gestión penitenciaria en Euskadi. Este martes, además, Mariano Rajoy ha advertido a los golpistas catalanes de que nadie puede «saltarse la ley a la torera». Una apelación directa a la deriva independentista en la que están sumidos Francesc Homs —el Tribunal Supremo lo juzgará por el 9N—Carles Puigdemont, Oriol Junqueras y demás padres de esa falsa entelequia llamada patria catalana. Ahora mismo, la principal diferencia entre los dos grandes partidos políticos de España estriba en que uno se yergue donde el otro se postra. Y eso se nota en las encuestas y deja su poso en las urnas.