El PNV, víctima de sus contradicciones

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Ya dejó dicho Antonio Machado en su libro Juan de Mairena que «lo propio de nuestra época es vivir en plena contradicción, sin darse de ello cuenta, o, lo que es peor, ocultándolo hipócritamente». Tal valoración del poeta de mi tierra de origen, los campos de Castilla, sigue siendo válida ochenta y cuatro años después de su muerte. Se puede apreciar en todos los ámbitos de la vida, si bien lo es, especialmente, en la actividad política. El PNV, por ejemplo, ha llegado al momento político actual tocado del ala, víctima de sus propias contradicciones.

Su situación, ahora mismo, es muy enrarecida y enmarañada, muy incómoda no obstante, o precisamente por ello, ostentar el gobierno del País Vasco desde el Estatuto de Guernica en 1980, excepción hecha del periodo 2009-2012 en que el lendakari fue el inane socialista Patxi López, merced al apoyo gratuito del PP.

Tan es así que viene, desde hace tiempo, sintiendo en el cogote el
aliento de sus hijos descarriados de Bildu. El poder y la supremacía en
esa Comunidad Autónoma está en peligro para el PNV. Puede cambiar y
pasar a otros manos.

El PNV, en realidad, siempre ha sido una fuerza política de derechas, siempre respirando el incienso clerical, siempre apoyado por una gran parte del empresariado vasco, siempre manifestándose como un partido de burgueses, dirigido por una elite de personajes hipocritones, que se manejan con fingimiento, simulación y doblez.

Desde el poder que ha venido ostentando, social y políticamente, desde los apoyos antes referidos, empresarios e Iglesia, han hecho y deshecho a su antojo. Incluso se han permitido el lujo de no adaptarse a los signos de los tiempos o de traicionar apoyos electorales en línea con su identidad más tradicional. Eso sí, como buenos discípulos del magisterio clerical, habían conseguido, hasta ahora, desmentir y disimular esta perspectiva diferente y contradictoria de su identidad tradicional.

Pero, las cosas no duran eternamente y menos aún si transitan en medio de contradicciones. Su apoyo electoral viene disminuyendo claramente en los más recientes procesos electorales. Lo cual significa un verdadero contrapunto con Bildu que ha visto crecer el suyo. La expectativa de futuro inmediato de Bildu ha hecho que resuenen todas las alarmas en el campo del PNV. Han surgido los nervios. Se temen lo peor en el inmediato proceso electoral vasco. No saben hacia dónde orientar sus pasos en la investidura del Presidente del Gobierno de España. Se hallan en un atolladero o callejón sin salida. Esta es la realidad, al margen de lo que digan y quieran aparentar. Ya veremos lo que sucede.

Según ellos, es muy claro, y así lo han manifestado con reiteración, que no pueden apoyar a Feijóo. Eso sería un grave error: regalar a Bildu un argumento electoral muy potente en la próxima campaña. Los de Otegui lo proclamarían a voces. El PNV vota al candidato de la derecha y de la extrema derecha. Si, por el contrario, se inclinan por Sánchez, como parece, no pueden ignorar que Bildu fue, en la pasada legislatura, el único socio del gobierno Sánchez que salió abiertamente favorecido. El resto de socios, Podemos, ERC y PNV han experimentado notables retrocesos en las elecciones del 23-J. Desde esta perspectiva, el panorama que se divisa es muy obscuro para el PNV.

Por si no fuera suficiente, hay que aludir al proyecto Sánchez: instaurar un Gobierno vasco frentista. Si los resultados lo posibilitan, Bildu, con el apoyo del Partido socialista de Euskadi, se hará con la Presidencia del Gobierno vasco. Para Sánchez será un signo más de normalización. Adiós al PNV, los herederos políticos de ETA al poder y aquí paz y, después, gloria. Eso sí, Navarra puede unir su destino al del pueblo vasco. ¿Cómo puede el PNV diferenciarse de Bildu?

En mi opinión, lo tiene muy difícil. Las cosas se han complicado para todos. El único camino consistiría en no permitir, con el voto negativo de sus cinco diputados, que Sánchez fuese el Presidente del Gobierno de España y, por tanto, abrir paso a una repetición de elecciones. Opción, en modo alguno, descartable, aunque conlleva, a su vez, riesgos ciertos para el PNV, que podría, sin embargo, no ver modificada la situación que tanto le apremia y preocupa. Si en una repetición de elecciones, provocada por el PNV, el centro derecha consiguiera la mayoría absoluta y pudiera hacerse con el gobierno de España, Bildu se vería favorecido con una baza muy rentable en el proceso electoral autonómico, a celebrar la próxima primavera. Bildu arremetería a tope contra el PNV por frenar un proceso de autodeterminación, que está en la agenda de Bildu.

Esta es, a grandes líneas, la situación. La salida para el PNV es, a todas luces, complicadísima. En esta ocasión, sus intereses pueden verse afectados: perder el poder que ostentan. Si apoyan a Sánchez, me temo que quien recoja las nueces que caigan del árbol serán otros: los herederos políticos de ETA. Se lo tiene muy merecido. Desde la transición, siempre han tocado un registro contradictorio, no obstante su nacionalismo, con la identidad conservadora de su electorado. Cuando han venido mal dadas, no se les ha visto dar un paso al frente.

 

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