El mundo político y social occidental gira a la derecha
El rotundo triunfo en Chile del candidato de la derecha José Antonio Kast frente a la candidata de la izquierda y comunista Jeannette Jara es un paso más en el camino que conduce a un muy significativo cambio de dirección política en el mundo occidental.
Fue este domingo en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de la República de Chile, tras el mandato del izquierdista Gabriel Boric, alineado con los progresistas de Iberoamérica. Una victoria con casi veinte puntos de ventaja sobre su adversaria es un dato muy significativo de la primacía de las derechas sobre las izquierdas lideradas por una dirigente comunista.
Para la progresía internacional, «opuesta a la multinacional ultraderechista», en expresión de Sánchez, es una derrota sin paliativos que requiere de una adecuada reflexión. En especial desde España, por tratarse de un país hispano y con el precedente de un régimen político autoritario como el de Pinochet que fácilmente remite al de Franco.
El presidente electo Kast es un político hijo de un ministro de aquel régimen, y que ha hecho una campaña electoral con la inseguridad y la inmigración ilegal de manera destacada, convertidos hoy en un grave problema para los chilenos. Y a los que su predecesor Boric no prestó la atención debida.
Junto a esas cuestiones, es significativo su compromiso público con cuestiones morales delicadas como el aborto y la ideología de género, entre otras. Ante las cuales no ha rehuido el debate, sino que ha mostrado una clara posición de rechazo, presentándose como un firme defensor de la vida.
De hecho, en diciembre pasado presidió la VI Cumbre Transatlántica por la libertad y la cultura de la vida que se celebró en España y que reunió a más de 300 dirigentes políticos y sociales de 45 países. Se celebró en el Palacio del Senado, lo que motivó el rotundo rechazo de los grupos políticos que integran el sanchismo, PSOE, EH Bildu, PNV y ERC que apoyaron una moción para que se retirara esa autorización. La ministra de Igualdad (y de las pulseras antiacoso) Ana Redondo, calificó el evento como «infame» y dijo que no debía permitirse que se convirtiera ese espacio en un «parque temático de la ultraderecha». Que una cumbre internacional de estas características fuera presidida por el rotundo ganador de las elecciones de Chile -así descalificada por el sanchismo- no es un dato menor precisamente.
Jose Antonio Kast se incorpora de esta manera a la lista que tiene en Donald Trump, Javier Milei, Giorgia Meloni, Viktor Orbán y Nayib Bukele a algunos de los más reconocidos dirigentes mundiales considerados como «representantes de la ultraderecha» por la izquierda progresista.
Pero más allá de ese concreto debate, lo significativo es que cada vez es más frecuente que las sociedades de países occidentales se pronuncien en las urnas como contrarios a los dogmas de lo «políticamente correcto» establecidos por aquellos a los que nadie ha votado para ello.
Es decir, careciendo de absoluta legitimación democrática para fijar lo que es «políticamente correcto o no». En concreto, la oposición a la masiva inmigración irregular, vinculada al notable incremento de la delincuencia y la violencia contra la mujer, ha permeado en esos países, entre los cuales España no es ninguna excepción precisamente.
Nuestro calendario electoral, que este próximo domingo tiene una primera cita en Extremadura, va a ser un primer espejo de esta realidad. El PSOE ha tenido en ella históricamente uno de sus más destacados feudos políticos, junto a Andalucía, que son comunidades autónomas gobernadas hoy por el PP. Esta última, junto a otras como Castilla y León y Aragón, tiene cita con las urnas este próximo año. Pese a los sondeos a la carta de Tezanos para intentar mantener alta la moral de los socialistas sanchistas, lo cierto es que tal parece que España puede sumarse a la lista de países cuyos ciudadanos -y especialmente los jóvenes- rechazan rotundamente con su voto esas políticas tan progresistas.
El ascenso de Vox en todos los sondeos parecería responder también a esa tendencia general. El inmediato examen extremeño tiene la última y definitiva palabra sobre todo ello en las urnas. Entre tanto, el tradicional balance político anual, para Sánchez se resume en que los casos de corrupción y de acoso sexual que le rodean son «bulos y fango».
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