Más que nunca con Israel: contra el terrorismo no caben medias tintas

Irán Israel

Que la situación en Oriente Medio vive una situación crítica a raíz de los atentados terroristas de Hamás contra Israel es una evidencia. Aquello fue el comienzo de una espiral de violencia que ha desencadenado en un escenario de guerra abierta de imprevisibles consecuencias y cuyo penúltimo capítulo ha sido la respuesta de Irán al ataque israelí contra posiciones de los terroristas de Hezbolá en Líbano.

Los misiles lanzados por Teherán contra Israel son la reacción previsible de la dictadura a la ofensiva contra el terror desplegada por el Gobierno hebreo en varios frentes -desde Gaza a Líbano, pasando por Cisjordania-. Quienes reprochan la contundente respuesta de Netayanhu al terrorismo palestino pasan intencionadamente por alto el pequeño detalle de que el origen de la actual situación fue fruto de los viles atentados de una sanguinaria banda terrorista y que Israel no ha hecho otra cosa que ejercer su legítimo derecho a la defensa.

Perderse en disquisiciones históricas trufadas de falsedades para tratar de invertir la realidad y convertir en verdugo a quien sufrió en sus carnes el azote del terrorismo más atroz forma parte del manual de una izquierda fascinada hasta la náusea por el sufrimiento del pueblo palestino, pero que olvida intencionadamente el sufrimiento del pueblo judío, como si el ignominioso exterminio del que fue objeto hubiera quedado arrumbado en un rincón oscuro de la historia.

Israel es una democracia plena, Irán una dictadura y Hamás y Hezbolá sus marionetas terroristas. Una sutil diferencia que sirve para contextualizar la actual situación, distorsionada por la izquierda radical de una forma ruin y mezquina. Claro que en los ataques de Israel hay víctimas inocentes. Por supuesto. Las mismas víctimas inocentes utilizadas de forma sistemática por los terroristas palestinos. Hoy, más que nunca, convendría poner en valor lo que está en juego para no caer en la trampa de quienes se han convertido en aliados ideológicos de los terroristas. No es sólo una guerra contra Israel. Es una guerra contra la democracia.

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