Luis García y Xavi Hernández, cara y cruz
Luis García y Xavi Hernández son las dos caras de la Cataluña deportiva. El recién nombrado entrenador del RCD Espanyol representa el trabajo, el pundonor, la lucha y la honradez. Y el técnico del Barça es la doble moral, el jugar con ventaja, el dar lecciones morales sin merecerlo y la hipocresía por bandera. A Luis García le tengo tanto respeto que incluso le dediqué un libro (El trío maravillas). Y Xavi Hernández me causa un rechazo sin límites desde que se desmayó en un derbi ante el jugador perico Raúl Baena y encima justificó lo que a todas luces era un penalti inexistente. Perdimos uno a cero y mi cara de bobo desde la tribuna de prensa era digna de ser fotografiada. Honradez y simulación. Las dos caras del fútbol.
Recordemos que la frase que define a Xavi Hernández, la que más repercusión tuvo, fue «no vivo en un país democrático [Qatar], pero creo que el sistema de aquí funciona mejor que el de allí. Lamentablemente, veo que España no funciona de la mejor manera». A menudo las dictaduras funcionan mejor porque cuando a los disidentes los encarcelas todo es más armónico. Lástima que eso de los derechos humanos para Xavi Hernández no fuera tan importante. Este es el señor que nos da la murga con los valors de un club que se ha dedicado a pagar generosamente al vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros sin que nos hayan explicado, de manera convincente, cuál es la contraprestación que el Barça recibió.
En cambio, Luis García es recordado por su “lo mejor de Barcelona es ser del Espanyol”. Por supuesto que es una obviedad, y los granotas dirán que «lo mejor de Valencia es ser del Levante», o los colchoneros defenderán que «lo mejor de Madrid es ser del Atleti». Pero a Luis García nadie le pide que sea un filósofo, o un creativo al estilo de Toni Segarra que gane premios internacionales de publicidad. Lo que vale es que un tipo honesto, trabajador, suelta una frase así y suena convincente. En cambio, cuando Xavi Hernández te dice algo no puedes parar de cavilar en cómo te ha tomado el pelo.
Xavi Hernández representa a la perfección lo que siempre ha sido el Barça: tiene talento deportivo, de la misma manera que el club azulgrana tiene suficientes recursos para rodearse de un buen equipo de jugadores. Nadie le discute ni a Xavi, ni a los culés, su potencia futbolística. El problema es su victimismo constante: cuando ganan lo hacen «a pesar de…». Añadan «la conspiración madridista», «la persecución de los del pito» (no se rían, este miércoles mismo muchos culés se quejaban de ‘arbitral’ tras el cero a cuatro contra el Madrid en Copa) o «las cloacas del Estado porque España nos odia» Y si pierden – adivinen-, lo hacen por «la conspiración madridista», «la persecución de los del pito» o «las cloacas del Estado porque España nos odia». Vamos, que siempre tienen razón, que son los buenos, y todos les persiguen.
Esta actitud es la misma que tiene el separatismo catalán, no en vano el Barça es su principal arma propagandística a nivel internacional. Esta paranoia persecutoria la hemos visto en Eduard Pujol, el ex portavoz parlamentario de Junts, que decía que le perseguía «un espía en patinete». O a la ex líder de la CUP Anna Gabriel, que se fue de vacaciones a Suiza mientras acusaba a la Justicia de «represión contra el independentismo», cuando no había ninguna abierta ninguna causa contra ella que implicara penas de prisión. O Quim Torra, que jugó a ser Braveheart y acusó a «España» de «atentar» contra las instituciones catalanas cuando su gran heroicidad fue poner una pancarta en el balcón del Palacio de la Generalidad. Xavi Hernández es un buen heredero de esta rica tradición.
Por eso me gusta el talante de Luis García, que es justo lo contrario de tanta mendacidad. Salve o no salve del descenso al RCD Espanyol al menos no insultará nuestra inteligencia y hará su trabajo con honradez y dedicación, sin atacar a nadie y sin creerse mejor que nadie. En la Cataluña del 2023, dominada por el nacionalismo, esta actitud es digna de respeto.