Se les llena la boca de ‘convivencia’, pero no dudan en ‘disparar’

Ayuso

Esa mano de un diputado de Más Madrid -Pablo Padilla- simulando una pistola que apuntaba y realizaba dos disparos figurados mientras Isabel Díaz Ayuso hablaba en la Cámara autonómica no es una anécdota fruto de la tensión del debate, como ha justificado su partido, sino la pura expresión del odio. No es la primera vez que la izquierda echa mano a la pistola para disparar al adversario, porque la hoy flamante ministra de Sanidad, Mónica García, ya desenfundó su arma en 2020, cuando hizo un gesto muy similar dirigido al entonces consejero madrileño de Hacienda.

Parece que Ayuso hace aflorar los peores y más bajos instintos de una oposición que ha convertido su impotencia en ira, en mera violencia. Esa izquierda que arremete contra la presidenta madrileña cuando se expresa sobre el reconocimiento del Estado palestino y se rasga las vestiduras cuando Ayuso afirma que el socialcomunismo hace «con Hamás lo mismo que con ETA»: «Mata, que yo te daré un Estado» es la misma que lanza el mensaje abyecto del terrorismo de Hamás -ese que insta a arrasar a Israel, «desde el río hasta el mar»-.

Quienes se arrogan la condición de defensores de la convivencia y acusan a la derecha de ser la encarnación misma del fascismo, resulta que son los primeros a la hora de disparar. Todo en ellos es una absoluta mentira, porque dicen conmoverse por el sufrimiento del pueblo palestino pero orillan intencionadamente el sufrimiento de las familias israelíes que padecieron el vil ataque de un grupo de terroristas a los que condenan sólo con la boca pequeña -y cuando los condenan-. Todo en ellos es una gigantesca hipocresía y lo demuestran con gestos como el del diputado Padilla. No, no es un calentón, sino la demostración de que acumulan tanto odio que tienen que dar rienda suelta a la bilis. Esta es la forma que tienen de expresar sus deseos de «convivencia»

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