El escaño de Satanás

El escaño de satanás

El fácticamente número dos de Alberto Núñez Feijóo en el PP, el levantino Esteban González Pons, acaba de publicar un libro titulado El escaño de satanás en el que une el pasado de otros siglos con el relato novelesco de la vida política española actual.

Lo perpetra en clave de humor buscando el hilo conductor del Quevedo style que provoca la carcajada constante. Pero detrás de la retórica divertida existe un poso (como bien ha visto Mariano Rajoy, padrino de la novela) que debería hacer pensar al lector. Algunos de esos personajes son claramente identificables en los distintos partidos de la actualidad, incluidos los militantes en la formación del eurodiputado.

Ser de centroderecha no debería ser inconveniente para ser un novelista «cachondo», ni dejar a la «izquierdona» el monopolio de la ironía y el humor. González Pons, además, aporta en su novela elementos claves para conocer los dos últimos siglos de la vida parlamentaria española. Porque acredita y documenta que el actual hemiciclo del Congreso de los Diputados se levanta sobre un cementerio donde están enterrados los frailes del Convento del Espíritu Santo y doña Magdalena de Guzmán, una dama de tronío y posibles que resultó sumamente influyente en la vida política hispana de aquel tiempo. Habrá personas que critiquen que un político en activo se meta en estos berenjenales. Pons ha dejado claro que se trata de un escritor que se dedica a la política; en modo alguno un político que escribe libros.

Para los muy cafeteros de la vida pública y sus protagonistas no puedo dejar de recomendarles El escaño de satanás. Con más razón a aquellos otros que deseen desternillarse de risa leyendo las talentosas descripciones de sus protagonistas, insisto, algunos de ellos claramente identificables.

Me sorprende que los talibanes del nuevo nacionalcatolicismo (los de la zurda) no haya puesto el grito en el cielo ante la nueva novela de González Pons. Más que nada porque hace gala de un enorme sentido común y capacidad para la chacota de él mismo.

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