El empleo, la más pragmática de las políticas

El empleo, la más pragmática de las políticas

Tan solo unas horas después del debate electoral, salían a la luz los peores datos del paro para un mes de octubre desde 2012, ‘annus horribilis’ para los PIGS (Portugal, Irlanda, Grecia y España), cuando la crisis económica se hallaba en su punto álgido. Estos últimos datos confirman que el ciclo económico está agotado, y que hay falta de ideas que contribuyan a sanear el vapuleado mercado laboral, lo cual es muy preocupante. Casi 100.000 personas han ido a engrosar las listas del paro el pasado mes (+3,2%); tercera subida consecutiva tras un agosto y un septiembre nada halagüeños. Es cierto que, a la luz de la serie histórica —que comienza en 1996—, el desempleo siempre ha aumentado en este mes, ya que finalizan muchos contratos ligados al periodo estival. No obstante, como señalaba antes, el repunte de este octubre se trata del mayor desde 2012, y casi duplica la subida del paro del pasado ejercicio.

Que el debate electoral se celebrase antes de la publicación de estos datos no resulta una sorpresa. Como reveló ayer Pablo Casado a todos los españoles, Pedro Sánchez también utilizó como batería electoralista las sentencias sobre la exhumación de Franco y el procés. Primicia para algunos, obviedad para otros; todo suma para el presidente en funciones quien, además, retuerce la verdad sin apenas pestañear. “Desde el tercer trimestre de 2018, hemos creado en torno a 530.000 puestos de trabajo”, dijo anoche. Pues bien, un simple vistazo a los datos del INE muestra una realidad bien distinta. Concretamente, un 35% inferior (332.000 empleos). Además, si la correlación no implica causalidad, lo que Sánchez trae a colación ni siquiera supera la pura casualidad. Los frutos sembrados durante el último mandato del Partido Popular los ha cosechado el Ejecutivo socialista, el cual no ha hecho sino poner en peligro un mercado laboral frágil con medidas como la subida del SMI —de la que, por supuesto, Sánchez también se enorgulleció anoche. De nuevo, apuntalando el voto cautivo que, tarde o temprano, verá truncadas sus expectativas.

¿Quieren niños? ¿Quieren pensiones? ¿Quieren vivienda? ¿Quieren ahorros? ¿Quieren vacaciones remuneradas? ¿Quieren Estado de Bienestar? Pues para ello se necesitan trabajadores. Hombres y mujeres que se realicen profesionalmente o, desde la óptica de un Estado cada vez más grande y entrometido, que gasta más de lo que tiene, se precisan contribuyentes y cotizantes. Sin embargo, el PSOE parece empeñado en maniatar a los jóvenes y a los trabajadores menos cualificados con medidas encaminadas, no a su bienestar, sino al de su líder. Por ejemplo, el recrudecimiento de la factura fiscal de las empresas, lo que ahuyenta la inversión y lastra el crecimiento —y, por ende, la creación de empleo— de los sectores financiero y digital. Campos estos de los que no se habló anoche, pero que revisten una importancia nada desdeñable, como señala el reciente informe de Civismo y Acción Liberal sobre las nuevas propuestas impositivas del PSOE.

Mucho me temo que este partido no es garantía sino de inestabilidad. Su hoja de servicios luce pocos méritos dignos de mención en el terreno económico o, en términos generales, como gestor. Nada parece indicar que un Ejecutivo liderado por Sánchez sea capaz de navegar las aguas bravas que tenemos por delante, ni tampoco de atravesar la tormenta del separatismo. A estas alturas, conviene abogar por alguien solvente, no por un liante. Se trata de una cuestión de pragmatismo. Y estas credenciales, en la España de hoy, solo se hallan a la derecha del PSOE.

Juan Ángel Soto

Director de Civismo

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