El César Sánchez repudia a Madrid

El César Sánchez repudia a Madrid

John Adams llegó a presidente de los Estados Unidos después de ser vicepresidente con George Washington. Supongo que a Sánchez le recorrerá un escalofrío de conocer la anécdota, cosa que dudo. ¿Se imaginan a Iglesias instalándose en La Moncloa como nuevo okupa? ¡Qué ruina! La hiena chavista devoraría nuestros sueños y el futuro dejaría de existir. Adams, el más equilibrado apóstol de la democracia, lo predijo: “Despotismo, soberanía ilimitada o poder absoluto es lo mismo con una mayoría de asamblea popular, con una camarilla oligárquica o con un emperador tonto… Igualmente arbitraria, cruel, sangrienta y, desde todo punto de vista, diabólica”. Dos trileros, Sánchez e Iglesias, que se las dan de héroes patrióticos, admitirán que Adams cortó un traje a medida para dictadores como ellos.

Nerón quemó Roma y Chávez arruinó Venezuela. Sánchez imita a los monstruos e intenta superar sus hechos terribles. Alienta sucias campañas contra Ayuso, con tal de reducir la economía de Madrid a cenizas, quiere convertir España en otro país del tercer mundo. Así es Sánchez, antojadizo, inepto César, sin quien mejor nos iría de no haber nacido. Dependemos de un tipo con las mismas neuronas averiadas que exhibieron Nerón y Chávez cuando condujeron a sus pueblos a dramas irreparables. Este César, del barrio de Tetuán, desprecia el dicho: “De Madrid al cielo”. Desde que gobierna con los consejos del bicho comunista, sólo piensa en destruir la Comunidad. De ahí que a los del foro nos diera por cambiar de eslogan. Ahora decimos “de Madrid al infierno”, pues sabemos que el maniquí y su hiena nos llevarán a la hoguera.

Según manifiesta su Gobierno socialcomunista, en cada decisión que toma, violar las leyes figura entre los derechos de las naciones. Para seguir en el poder, al parecer, vale todo, desde la impudicia hasta la atrocidad. Cuando se hunde un barco, las primeras en abandonarlo son las ratas. El PSOE de Sánchez se va a pique y en el instinto de supervivencia de Podemos, como ratas que son, olvidan quién fue su capitán. Menos mal que el César aún cuenta con tres mujeres leales y solventes en su equipo, la ministra de Defensa, Margarita Robles, la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, y Nadia Calviño, vicepresisenta 3ª y ministra de Asuntos Económicos. El lote de ministros podemitas, ni triturado, vale como pienso, ni saciaría a una piara de cochinos. Cuanto antes se deshaga el César Sánchez de las ratas traidoras, mejor le irá.

Atolondrado presidente, respete Madrid. Porque quien no respeta la capital de un grandioso país tiene los días contados.

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