La moción de censura de unos políticos egoístas

La moción de censura de unos políticos egoístas

Los próximos jueves y viernes el Congreso debatirá la moción de censura que Pedro Sánchez presentó contra Mariano Rajoy y en ese debate nadie defenderá el interés general de España. Todos intentarán exclusivamente alcanzar o mantener el poder. Nadie actuará pensando en nosotros. Ninguno merece nuestro voto ni nuestro respeto y no tendrán el mío nunca más, porque me avergüenzo de todos ellos. Con la que está cayendo, en mitad del golpe de Estado independentista, con la unidad de España puesta en duda y el prestigio de nuestra justicia y nuestra democracia sometido a escrutinio en media Europa, sus señorías se van a entretener con un debate que sólo les interesa a ellos, que sólo les beneficia a ellos. Son sin duda los peores dirigentes de nuestra reciente historia.

En 2016 Sánchez consiguió los peores resultados de la historia del PSOE, empeorando el récord anterior, que también era suyo. Y con 85 diputados pretende ser investido presidente del Gobierno de España, asegurándose así la pensión vitalicia, el chófer, la escolta, la oficina, y todas las prebendas de nuestros expresidentes. Y para ello no dudará en pactar ni siquiera con “el Le Pen de la política española”, como hace diez días llamó a Quim Torra, cuyos votos reclama ahora para derrocar a Rajoy. O con los amigos de los etarras, que han dicho que apoyarán una moción de censura que respete el derecho a decidir y que acabe con los «recortes» del PP. La historia del PSOE demuestra que de ellos siempre hay que esperar lo peor. Albert Rivera, como siempre, mueve a Ciudadanos al ritmo que le marcan las encuestas y como su comportamiento en Cataluña hace que ahora le sean favorables, ya no piensa en otra cosa que en elecciones.

Al día siguiente de aprobar los presupuestos del PP, Ciudadanos exigió elecciones anticipadas. Igual que cuando reclamó más dureza en la aplicación del artículo 155 que ellos se habían negado a aplicar para detener el referéndum ilegal del 1-O. Nacieron socialdemócratas pero se transformaron en liberal progresistas cuando las encuestas se lo recomendaron. Cualquiera sabe cuál será el próximo giro al que las prisas por alcanzar el poder les empujarán. Por su parte Pablo Iglesias, después de que las bases le aprueben el casoplón de más de 700.000 euros, debe estar ya pensando en ver cómo les convence de que se va a sacrificar de nuevo comprándose un Porsche Cayenne para Irena y un Maserati para él. Después de depurar su partido relegando al ostracismo a todos los que han votado contra ellos.

Y Rajoy empeñado en mantenerse cueste lo que cueste. Por el caso Gürtel el PP ha sido el primer partido condenado por corrupción en España. Y a partir de ahora irán cayendo las sentencias de la Púnica, de Bárcenas, de Lezo, etc. Decenas de piezas separadas que dejan como un trapo mugriento al PP de Aznar, del que Rajoy formaba parte. Los casos son tan sucios y desprestigian tanto a su partido que sólo podrían superarlo si dimitiera Rajoy dando paso a nuevas caras que refunden su partido. Pero en vez de eso Mariano se aferra al poder tratando de convencer a sus votantes para que vuelvan a ir a las urnas tapándose la nariz. Aunque las encuestas empiezan a fijarse en Santiago Abascal. Vox representa lo que ha dejado de ser el PP y sus propuestas suponen lo que la mayoría de votantes esperaban de Rajoy, todas sus promesas incumplidas. La posibilidad de creer en lo que se vota, sin conformarse con lo menos malo. Ojalá su voz se escuche pronto en las instituciones.

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