Mundial de Qatar 2022

La gran depresión de Messi

leo messi
Leo Messi, en una imagen de desesperación en el partido contra Arabia Saudí. (AFP)
Francisco Rabadán
  • Francisco Rabadán
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  • Redactor jefe de deportes. He tenido la oportunidad de cubrir dos Juegos Olímpicos, varios Mundiales de distintas disciplinas y algún que otro All-Star de la NBA con los Gasol. De Córdoba y sin acento.

Leo Messi debutó en su último Mundial con todos los focos mirando hacia él. Lo hizo en el estadio más grande de Qatar y el lugar donde se jugará la final del evento donde espera ser coronada como el más grande de la historia. El argentino demostró en el Losail Stadium que llega en una de sus mejores versiones que se recuerdan en un Mundial, pero quizá lo que le acompaña está lejos de ser un equipo sólido con Argentina sufriendo un batacazo a las primeras de cambio perdiendo por 1-2 ante Arabia Saudí.

El siete veces Balón de Oro llevaba tiempo preparándose para la cita y nada más salir besó el santo con su primer gol en el Mundial. Lo hizo de penalti controvertido porque lo pitó el VAR tras un agarrón en el área y no perdonó anotando con su tranquilidad característica. Previamente, Leo ya había avisado de sus intenciones obligando a Al-Owais a sacar una mano milagrosa.

Pese a que Argentina las tuvo de todos los colores en la primera mitad, la sensación es que los saudíes estaban un peldaño o dos por encima de otras selecciones asiáticas que habían decepcionado como Qatar o Irán. Argentina cumplió con esa máxima del fútbol inevitable que es quien perdona lo termina pagando tras ver cómo les anulaban tres goles por fuera de juego.

Uno de esos goles invalidados corrió a cuenta de un Messi al que incluso se le vio rápido al hueco perdiendo el gol por centímetros. Argentina se marchaba al descanso con todo controlado, pero se echó una siesta para iniciar la segunda mitad que le hizo despertarse por detrás en el marcador tras 10 minutos.

Messi volvía a tener todos los focos sobre él. Decidió bajar a la medular y ponerse como mediocentro en forma de asistente y nada. Luego lo intentó todo para despertar a unos compañeros que no daban crédito al mazazo recibido con aspavientos y aplausos.

Indudablemente, el delantero se enfundó la capa de líder, aunque sin suerte. Lo intentó de falta, de disparos desde la frontal y hasta de cabeza, pero no era el día para la albiceste. A Messi le dejaron tirado sus compañeros el día en que todo el mundo volvió a mirarle tras su salida del Barcelona.

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