Fiestas populares

Cómo se celebran las fiestas de la Paloma en Madrid

fiestas de La Paloma
Blanca Espada

Madrid celebra muchas fiestas a lo largo del año, tanto populares como patronales, pero lo cierto es que hay una que tiene algo especial. La fiestas de la Paloma no son sólo una verbena. De hecho, para muchos madrileños representan el momento del verano en el que el barrio de La Latina se viste de tradición, fiesta y sobre todo, la devoción a la Virgen de la Paloma. Así, durante varios días de este mes de agosto (del 14 al 17 este 2025), las calles se llenan de música, colores, gastronomía y gente con ganas de celebrar.

De este modo, si te das te das una vuelta por allí, notas enseguida que son las Fiestas de la Paloma. Lo ves en los Mantones de Manila colgando de los balcones, los farolillos moviéndose con la brisa y el olor a calamares que sale de las cocinas. Es imposible no detenerse un segundo, y querer formar parte de estas fiestas. Además puedes ser testigo de cómo se baila el chotis, disfrutar de una limonada en la mano, comer unos barquillos o unos churros y en definitiva, vivir unas fiestas de lo más especiales de las que te ofrecemos muchos más detalles a continuación.

Lo primero que debemos tener en cuenta, es que el día grande es el 15 de agosto, pero en realidad la fiesta empieza antes. Las jornadas previas ya hay concursos, terrazas a rebosar y música que se cuela por cualquier callejón. Hay quien se pasa por un acto religioso por la mañana y, sin darse cuenta, acaba bailando hasta las tantas. Porque en estas fiestas todo se mezcla: lo solemne con lo improvisado, lo tradicional con lo que surja en el momento.

De dónde viene la tradición de las Fiestas de la Paloma

El origen de estas fiestas lo encontramos a finales del siglo XIX cuando se levantó la Iglesia de Nuestra Señora de La Paloma, en pleno corazón de La Latina. La imagen, casi sin proponérselo, empezó a colarse en la vida del barrio: unos la miraban como protectora de marineros, otros como un símbolo más de casa. Las primeras fiestas no tenían nada que ver con las de ahora. Apenas unas procesiones, la misa, gente charlando en la puerta. Poco a poco fueron llegando la música, los bailes y de ahí a lo que vemos hoy, ya no hubo marcha atrás.

Ahora, la parte religiosa sigue siendo el centro, pero alrededor se monta un programa de actividades que atrae a todo tipo de gente: desde quienes esperan la procesión con flores en la mano hasta quienes van directos a la verbena.

El día más destacado: el 15 de agosto

Ese día, que es además cuando se celebra la Asunción de la Virgen, empieza con la ofrenda floral y la Misa Solemne a las 12:30, en la iglesia. Desde temprano, se ven ramos y cestas llenando las calles cercanas. Pero además, no olvidemos que la Virgen de la Paloma es la patrona del cuerpo de Bomberos, por lo que también es tradición en estas fiestas que a las 14:15 del 15 de agosto se produzca la famosa bajada del cuadro de la Virgen de la Paloma, a cargo de un bombero que es elegido entre sus compañeros y que baja con la ayuda de una cuerda desde el campanario de la iglesia hasta el balcón donde se encuentra la imagen. Una vez allí  y con la ayuda de sus compañeros pone el cuadro en carroza adornada con flores y lo entrega al párroco.

Y luego viene la procesión de esa carroza a partir de las 20:00 horas. Sale de la Plaza de La Paloma y se abre paso por la calle Isabel Tintero. Luego, la Gran Vía de San Francisco, la Puerta de Toledo, y hacia abajo por la calle de Toledo hasta la Plaza de la Cebada. Pasa por la Puerta de Moros y termina en San Francisco el Grande.

Música, verbenas y ambiente

Aunque el 15 es el epicentro, las fiestas arrancan este año el jueves 14 de agosto y no paran hasta el día 17. En esos días, el barrio entero se convierte en un gran escenario: concursos de chotis en la Plaza de la Paja, orquestas que invitan a bailar pasodobles y grupos y cantantes que llenan de ritmo las noches.

La gastronomía, otra protagonista

Comer en La Paloma es parte de la experiencia. Entre acto y acto, los bares del barrio ofrecen platos típicos como el cocido madrileño, callos o gallinejas. Y, cómo no, el clásico bocadillo de calamares que no falla en las mesas ni en los puestos callejeros. También hay churros, empanadas, patatas bravas y limonada fresca, que pasa de mano en mano en vasos de plástico mientras suena la música.

El cierre de la fiesta

La última noche, tras la Salve a la Virgen a medianoche en la Plaza de la Paja, la música vuelve a tomar las calles y se celebra el último concierto, que este año corre a cargo de La Década Prodigiosa.

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