La recaudafondos de Begoña dejó tirados con deudas a los profesores de la escuela de negocios que cerró
La directora de programas de Moncloa que trabaja para Begoña Gómez se marchó de una escuela de negocios que dejó impagos
La escuela de negocios IDE-CESEM, donde la hoy cargo público en Moncloa Cristina Álvarez y su prima Esther Álvarez eran directivas, cerró sus puertas dejando impagos a una decena de profesores colaboradores. Tal como ha podido saber OKDIARIO hablando con varios de los afectados, la familia dueña de esa academia donde también hizo un cursillo la propia Begoña Gómez decidió desvincularse del centro en 2020. Los profesores esperaban que las primas Álvarez tomaran las riendas de la empresa, pero Cristina prefirió ir a Moncloa a ayudar a la esposa de Pedro Sánchez en todas sus actividades públicas y privadas. Su prima, a la postre, acabó como coordinadora del máster de Transformación Social Competitiva en la Universidad Complutense de Madrid.
El centro, que aspiraba a ser una escuela de negocios de primer nivel, operaba con cinco aulas impartiendo programas MBA en Madrid, Pamplona y Burgos. Finalizó su actividad mediante un concurso voluntario de acreedores que dejó desatendidas las deudas con buena parte de su personal docente, estimadas en unos 5.000 euros por profesor.
El testimonio de un profesor que impartió clases durante 23 años en la institución detalla que ninguno de los docentes afectados tenía contrato laboral en exclusiva con el IDE-CESEM. Todos eran profesionales externos que compaginaban la docencia con su actividad principal. Los intentos de reclamación resultaron infructuosos, ya que, según indica la fuente, «lo prepararon bien para que no se pudiera reclamar».
El cierre estuvo precedido por la fallida sucesión en la dirección del centro. Dos administradoras clave, Esther Álvarez y su prima Cristina Álvarez, estaban llamadas hacerse cargo del negocio ante la próxima jubilación de los propietarios, la familia Zardoya Gimeno. Eran respectivamente la directora comercial y de márketing y la directora de estudios. Sin embargo, estos planes se truncaron cuando Cristina Álvarez abandonó la institución para trabajar con Begoña Gómez en Moncloa tras la llegada del PSOE al poder. A partir de ahí empezó el declive definitivo que acabó con el cierre, al no poder ejecutar el traspaso de poderes con el que contaba el claustro de docentes.
La escuela, propiedad de Francisco Javier Zardoya Gimeno, venía experimentando un descenso progresivo en el número de alumnos. Aunque el cierre coincidió con la pandemia, el Covid-19 no fue la causa principal de la clausura y liquidación. La institución ya atravesaba dificultades previas, agravadas por su decisión de mantenerse independiente sin afiliación universitaria tras las reformas del Plan Bolonia. Además, no estaba preparada para clases a distancia, lo que aceleró su cierre durante la pandemia.
Balance económico positivo
Llama la atención que el IDE-CESEM logró triplicar sus beneficios a cierre de 2018, el último ejercicio que registró cuentas anuales. Alcanzó los 30.151 euros de beneficio frente a los 11.756 euros del ejercicio anterior, lo que supone un incremento del 156%. Esas cuentas anuales depositadas en el Registro Mercantil demostraban una salud financiera razonable. Sin embargo, las deudas se acumularon en los últimos meses.
Esa escuela de negocios especializada en formación profesional superior sin homologación oficial ese año consiguió una facturación de 857.680 euros en 2018, lo que representó un ligero descenso del 1% en comparación con el ejercicio previo. Ese año mejoraron su beneficio por, entre otros puntos, reducir los gastos de personal en un 3,8% (264.793 euros), mientras que los aprovisionamientos bajaron un 7,2% hasta los 169.372 euros. La empresa mantuvo una plantilla media de 7 empleados, de los cuales 5 eran fijos. Ese último balance apuntaba una reducción de su endeudamiento con entidades de crédito a largo plazo, que pasó de 538.740 euros a 422.801 euros. Por su parte, el patrimonio neto se fortaleció un 51,2% hasta alcanzar los 88.977 euros.
30 años de amistad
Begoña Gómez y Cristina Álvarez tienen una relación profesional que se remonta a los años 90. Primero coincidieron en una empresa de trabajo basura de telemarketing enfocada en recaudación para ONGs. Cristina Álvarez fue mano derecha de Gómez durante ocho años en esta empresa. Tras ello, Cristina Álvarez dirigió el área comercial de IDE-CESEM de 2008 a 2018. En ese momento, Begoña Gómez dirigió el África Center del Instituto de Empresa (IE)
En 2018, tras la irrupción de Sánchez, Álvarez se incorpora al Gobierno de España. Ocupa el cargo de directora de programas en el departamento de Presidencia. No se le conocen programas públicos que esté liderado y, en la práctica, actúa como asistente personal de Begoña Gómez. Le acompaña a eventos –de la sesión de la moción de censura contra Mariano Rajoy a desfiles de moda– y ejerce como secretaria cuando ella escribe personalmente a empresas con su email personal trasladando que a Begoña Gómez le haría mucha ilusión que fueran patrocinadores y aportaran fondos a su cátedra.
Llegó a decir en un email: «PD: Me dice Begoña que te traslade que le encantaría que sigáis como patronos de la cátedra, aunque sea con una cantidad inferior. Dispuestos a colaborar con vosotros en lo que necesitéis». Así rezó un correo enviado el 8 de febrero de 2024 a Pilar Suárez-Inclán, directora de Comunicación Institucional y Responsabilidad Social Empresarial de Reale».
Este viernes está llamada a declarar ante el juez Juan Carlos Peinado, en principio como testigo. Sin embargo, las acusaciones populares personadas apuntan a un delito de malversación. Dedica su jornada laboral que se pagan con fondos públicos a cuestiones privadas. Begoña Gómez, mientras dirigía la cátedra, fundó la empresa Transforma TSC SL para canalizar sus ingresos como consultora en temas de Agenda 2030.