El CNI trasladó la «preocupación» de su delegación en Pekín sobre el Covid-19 pero Moncloa la ignoró
Méndez de Vigo deja por sorpresa de ser la nº2 del CNI y se va a la Embajada de Pekín
SIGUE EN DIRECTO LA ÚLTIMA HORA DEL CORONAVIRUS
La Dirección del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) trasladó por escrito a Presidencia del Gobierno la «preocupación» de la jefa de la Delegación en China sobre los peligros del coronavirus, que había irrumpido en diciembre de 2019 en la ciudad de Wuhan. La información estaba basada en las conversaciones que la delegada Beatriz Méndez de Vigo había mantenido con sus contactos de inteligencia exterior del Ministerio de la Seguridad del Estado (MSS- Ministry of State Security/Guojia Anquan Bu), el departamento que aglutina las competencias del espionaje chino.
Méndez de Vigo, la que fuera número dos de los servicios secretos españoles entre 2012 y 2017 y destinada en Pekín desde junio de 2017, informó del alto grado de alarma del virus Covid19, que le habían confiado sus fuentes del MSS. Las primeras notas de nuestra agente en Pekín fueron redactadas a mediaos de enero de 2020, en las que destacaba la «alerta» que había emitido un grupo de médicos del Hospital Central de Wuhan, liderados por la doctora Ai Fen.
Los datos transmitidos por Méndez de Vigo, una avezada agente que ingresó en el antiguo CESID de Alonso Manglano en 1983 en la primera promoción de mujeres espías, se adelantaban al aviso de «riesgo de salud pública de interés internacional», que decretó la Organización Mundial de la Salud (OMS) el 30 de enero de 2020.
Los informes de Méndez de Vigo, que fue promocionada en 2012 a la Secretaría General del CNI por la entonces vicepresidenta del Gobierno Soraya Sáenz de Santamaría, llegaron a La Moncloa a la mesa del secretario de Presidencia, Iván Redondo, mucho antes de que se conocieran los primeros casos de coronavirus en España. Pero nadie hizo caso de las advertencias.
Cuando Pedro Sánchez se enteró de los primeros contagiados en la Península, el pasado 24 de febrero, ya tenía en su poder los informes de Pekín en los que se destacaba la agresividad, la velocidad de propagación del virus y la necesidad del confinamiento de la población para combatirlo. Algo que ya estaban haciendo los chinos. A mediados de marzo el Ministerio de Sanidad ya adelantaba que la cifra de contagiados se acercaba a los 15 y que iba en progresión, como había sucedido en China y destacaban los correos de la Delegación del CNI.
El BOE del 10 de marzo de 2020 publicaba la primera orden del Consejo de Ministros sobre el coronavirus. Por el contenido del decreto se deduce que España ya estaba al tanto de la Emergencia de Salud Internacional desde el 30 de enero. En parte también debido a los informes del CNI remitidos desde China.
Pero el Gobierno no comienza a hacer un acopio de material sanitario hasta el 10 de marzo. Sólo se limita a tomar medidas de prohibición de vuelos que vengan de Italia. Ninguna restricción de vuelos procedentes de China. Ni ningún control de temperatura en aeropuertos a los pasajeros entrantes.
Asesores del Gobierno
El CNI es un órgano asesor del Gobierno como destaca la Ley de 6 de mayo de 2002, que tiene como principal misión «la de proporcionar al Gobierno la información e inteligencia necesarias para prevenir y evitar cualquier riesgo o amenaza que afecte a la independencia e integridad de España, los intereses nacionales y la estabilidad del Estado de derecho y sus instituciones».
En el apartado 4 de la Ley se destaca como algunas de sus funciones: «Obtener, evaluar e interpretar información y difundir la inteligencia necesaria para proteger y promover los intereses políticos, económicos, industriales, comerciales y estratégicos de España, pudiendo actuar dentro o fuera del territorio nacional».
Sin embargo, el presidente del Gobierno Pedro Sánchez desoyó las recomendaciones y observaciones de sus agentes secretos de élite en un asunto de gravedad. No sólo afectaba a la integridad física de sus ciudadanos sino también a «los intereses económicos, comerciales e industriales».
Fuentes de los servicios secretos consultadas por OKDIARIO destacan el malestar que existe en un amplio sector del CNI por la manera en la que el Ejecutivo ha afrontado la crisis del coronavirus: «Estaba avisado con meses de antelación de lo que se nos venía encima. La tragedia del 11-M iba a quedarse a la altura de la suela de los zapatos comparado con el virus Covid19».
El sector del espionaje español ha sido uno de los duramente afectados por la pandemia del coronavirus. Han fallecido tres ex altos cargos del antiguo Centro: el general de División Pedro Herguedas Carpio, que fue el número dos de la AOME con Alonso Manglano; el comandante Emilio Jambrina y el ex director de la Escuela del CESID, Juan Grande González-Corroto.
Aunque el CNI depende orgánicamente del Ministerio de Defensa, la persona que centraliza sus comunicaciones con el Gobierno es el número dos de facto de La Moncloa, el secretario de Presidencia Iván Redondo. El BOE lo dejó meridianamente aclarado cuando a finales de enero publicaba el nuevo organigrama del Gobierno.
Redondo aparecía como un verdadero vicepresidente a la sombra, aglutinando todas las competencias, situándose al frente de la gestión de grandes crisis. El Ejecutivo creaba una célula de crisis que engloba entre otros a los ministerios de Exteriores, Interior y Defensa. Y en ese caso, los tres quedaban supeditados a la coordinación -y control- de Redondo como jefe de Gabinete de Presidencia. También el CNI reportaría a Redondo a través de este organismo la información remitida al presidente.
El ‘zar’ Iván Redondo no sólo coordina los preparativos de las reuniones del Consejo de Ministros, sino que además tiene acceso a los informes confidenciales del Centro Nacional de Inteligencia (CNI), La Casa de los espías, ya que Sánchez le ha otorgado las funciones de secretario del Consejo de Seguridad Nacional (CSN).
Entre las funciones que se le adjudica al jefe de Gabinete destacan: proporcionar al presidente del Gobierno la información política y técnica que resulte necesaria para el ejercicio de sus funciones; asesorarlo en aquellos asuntos y materias que disponga, entre ellas la Seguridad Nacional; asistirlo en los asuntos relacionados con la Política Nacional, la Política Internacional y la Política Económica; y realizar las actividades o funciones que le encomiende el jefe del Ejecutivo.