La banda de los Trinitarios dirige en España un millonario holding criminal que invierte en el Caribe
La Policía española busca con ayuda internacional las inversiones inmobiliarias de la banda latina de los Trinitarios en el Caribe. Los pandilleros han evolucionado hasta convertirse en un grupo criminal capaz de abordar todo tipo de delitos y lograr beneficios millonarios. La última operación policial desarticuló su estructura financiera, se habían especializado en las estafas informáticas y manejaban una red de «mulas» y sociedades con la que desviaban el dinero a Suiza o compraban viviendas en la República Dominicana.
La banda de los Trinitarios, una de las que más adeptos tiene en España, ha alcanzado la mayoría de edad y la capacidad para crecer en su actividad delictiva. Como ya hicieron sus enemigos de los Dominican Don’t Play, los Trinitarios han encontrado en las estafas informáticas la mejor forma de engordar su «caja común» con la que pagan a los abogados, o compran armas y drogas. En palabras de Alberto Pico, inspector jefe de la Unidad Central de Ciberdelincuencia de la Policía Nacional, «las bandas se han tecnificado, ya no son sólo adolescentes con cuchillos, ahora son capaces de crear sus infraestructuras y conseguir mucho dinero para seguir creciendo».
La investigación conjunta con la Brigada Provincial de Información de Madrid ha revelado cómo lo hacen. Los pandilleros frecuentan foros y canales encriptados en las aplicaciones de mensajería móvil donde los hackers venden «sus productos» a los compradores.
Software para estafas a 800 euros
Así es como los Trinitarios pagaron a los delincuentes informáticos por los listados de datos de clientes de entidades bancarias. El precio de cada paquete de 1.000 clientes con sus respectivos datos (incluido su número de teléfono) es de unos 800 euros.
Una vez con los datos de los clientes en su poder, el siguiente paso consiste en comprar el hardware que transforma el número de teléfono desde el que los Trinitarios envían los mensajes-cebo a sus víctimas, en el número de teléfono de esa entidad bancaria. El resultado es que los teléfonos de las víctimas reciben el mensaje de los estafadores como si viniera desde el banco.
Ya sólo faltaría el software que se conoce en el argot como «paneles». Estas herramientas informáticas permiten, una vez que las víctimas «pican», robarles las claves y controlar en tiempo real sus cuentas. «Los paneles» son enlaces que se compran en esos foros clandestinos y tienen una vida aproximada de una semana. «Si los compras cuando acaban de ponerlos a la venta te cuestan 800 euros aproximadamente, y van perdiendo valor según se acerca su fecha de caducidad hasta costar unos 500 euros», puntualiza el inspector.
Una vez que ya tienen las herramientas necesarias y los conocimientos para usarlas, la banda de los Trinitarios envía de forma masiva a los móviles de miles de clientes de un banco un mensaje de texto alertando de un falso problema de seguridad en su cuenta. El remitente indica a las víctimas que la forma de solucionarlo es abriendo un enlace que se incluye en el mensaje y simula dirigirle a la web de su banco. Al abrir el enlace las víctimas están entregando todas sus claves a la banda que a través de los «los paneles» obtiene más información de las cuentas de los clientes y las controla por completo.
La estafa culmina con la vinculación de las tarjetas de crédito de las víctimas a las cuentas bancarias de los Trinitarios, para hacer compras por miles de euros en tiendas online falsas que son de los pandilleros y se quedan con el dinero de las víctimas. También usan las cuentas de las víctimas para comprar criptomonedas que a través de una red de «mulas» (ayudantes que aportan sus cuentas bancarias a cambio de un porcentaje) mueven el dinero hasta las cuentas de los Trinitarios.
Así, sólo en cinco meses, la banda fue capaz de hacerse con un botín de 700.000 euros que desvió a cuentas en Suiza y destinó a comprar viviendas en la República Dominicana. Pisos y casas que ahora la Policía Nacional busca con ayuda internacional para intentar requisarlos y resarcir a los estafados.
Durante los registros de la operación policial, los agentes intervinieron en poder de los Trinitarios los listados de más de 300.000 clientes ya estafados o listos para ser engañados, además de 53 tarjetas bancarias a nombre de las víctimas. Son 40 detenidos de los que 15 son miembros de la banda y los 25 restantes actuaron como «mulas» al servicio de los pandilleros.