FUERZAS ARMADAS ESPAÑOLAS

Los cascos azules españoles reinician sus patrullas en Líbano tras la eliminación de Nasralá

La muerte de Nasralá devuelve la calma al Líbano, donde los militares españoles llevaban cinco días en búnkeres

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Pelayo Barro

Cargando sus fusiles G36 y saliendo de la base Miguel de Cervantes de Marjayún, en el sur de Líbano, para reiniciar de nuevo sus patrullas tras casi una semana encerrados en búnkeres ante la escalada de tensión entre Hezbolá e Israel. Así ha mostrado el Estado Mayor de la Defensa a los cascos azules españoles desplegados como Fuerza Provisional de Naciones Unidas Para Líbano (FINUL) en la denominada Blue Line, una de las zonas más calientes del planeta que parece haber recuperado la calma tras la eliminación del líder supremo de Hezbolá, Hasan Nasralá.

Hezbolá anuncia represalias, Irán avisa en la ONU de la posibilidad de una «guerra a escala total», pero el gesto de los cascos azules españoles indica que la situación actual en el Líbano ha recuperado una cierta normalidad. Durante la jornada del sábado, una vez confirmada la muerte del líder terrorista que supone el descabezamiento de Hezbolá, los militares españoles han vuelto a salir con sus blindados a patrullar la zona del sur del país. Una de las más afectadas por la campaña de bombardeos iniciada por la fuerza aérea israelí en plena escalada con la milicia terrorista.

Las patrullas, que finalizaron «sin novedad», suponen retomar los objetivos y misiones habituales de esta operación de la ONU iniciada tras la guerra entre Israel y Líbano de 2006. Precisamente el año en que Nasralá pasó a la clandestinidad y comenzó a vivir en refugios seguros secretos protegidos por Hezbolá.

En las últimas horas ha trascendido una posible operación terrestre de las IDF de Israel para limpiar algunas ubicaciones operativas de Hezbolá, lo que supondría una incursión en territorio libanés. Sin embargo, la prensa israelí, citando a fuentes de la inteligencia nacional, han desmentido esta posibilidad.

Sin patrullas y en búnkeres

Margarita Robles, ministra de Defensa, señaló el pasado lunes que los 650 militares españoles desplegados en el Líbano, en el marco de la misión de la Fuerza Interina de Naciones Unidas en Líbano (FINUL), suspendieron sus labores habituales de patrulla.

La ministra aseguró en breves declaraciones a los medios que los militares españoles se encontraban en los búnkeres subterráneos de sus bases después de que Israel avisara, como tiene por costumbre, que iba a bombardear la zona al sur del Líbano. Un ataque que dejó más de 180 muertos y más de 700 heridos, entre ellos el líder de Hezbolá, Hasan Nasralá, quien murió en el bombardeo del viernes.

Robles aseguró que los 650 cascos azules solo llevaban a cabo los actos «indispensables», según le informó el general Guillermo Pablo García del Barrio, jefe del contingente, con quien dijo hablar «prácticamente a diario». La ministra de Defensa también insistió en que las tropas españolas tomaban «todas las medidas de seguridad», aunque afirmó que, dada la situación, «nadie estaba a salvo».

Sin embargo, Robles destacó que las tropas españolas mantenían «la moral alta» y «siempre» le transmitían tranquilidad. La ministra Robles calificó la situación de «absolutamente preocupante y dramática», al tiempo que hizo un llamado al fin de la violencia. Los 650 militares españoles desplegados por la FINUL estaban destinados a patrullar la denominada línea azul en el sur de Líbano, en la frontera con Israel, bajo un mandato de paz de la ONU.

Los ataques de Israel contra el grupo terrorista Hezbolá en la frontera sur del Líbano escalaron tras el ataque contra los busca y walkie-talkie de más de 3.000 terroristas de Hezbolá. El grupo aumentó sus ataques contra Israel después de los atentados terroristas de Hamás el pasado 7 de octubre, en los que murieron más de 1.200 personas y hubo más de 250 secuestrados.

Irán amenaza

Mientras tanto, el representante de Irán ante las Naciones Unidas, Saeed Iravani, ha pedido una reunión urgente al Consejo de Seguridad de la ONU sobre los ataques de Israel en Líbano después de que eliminaran al líder de Hezbolá, Hasan Nasralá, en un bombardeo al sur de Beirut. Asimismo, ha advertido de «una guerra a escala total».

«La República Islámica de Irán urge al Consejo de Seguridad a tomar acciones decisivas e inmediatas para detener la agresión continuada de Irán y evitar arrastrar a la región a una guerra a escala total», ha manifestado en un comunicado.

Unas declaraciones que se han producido horas después de que las Fuerzas Armadas de Israel mataran al líder de Hezbolá en un bombardeo al sur de Beirut, descabezando así a la cúpula de la organización terrorista. Nasralá estaba bajo el mando directo del régimen de los Ayatolás de Irán y era una de las piezas más codiciadas por la seguridad de Israel, especialmente tras la guerra de 2006.

Así las cosas, el régimen iraní ha pedido al Consejo de Seguridad que presione a Israel para que ponga fin a sus «actos de agresión y crímenes atroces» en Gaza y Líbano y respete las resoluciones de la ONU.

«Israel ha perpetrado un acto flagrante de agresión terrorista en zonas residenciales de Beirut, usando munición antibunker provista por Estados Unidos para asesinar al sayyid Hasan Nasralá, líder de Hezbolá y símbolo de la resistencia contra la ocupación y agresión israelí en el sur de Líbano», recoge Iravani en la misiva dirigida al presidente rotatorio del Consejo de Seguridad, Samuel Zbogar.

En este sentido, Iravani ha advertido de que las acciones de Israel «están empujando a toda la región a una catástrofe abierta» y ha recordado que en los bombardeos de la noche del viernes también falleció el general iraní Abas Nilforushan.

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