La caída de Constantinopla: cómo terminó el Imperio Bizantino
La conquista de Constantinopla por parte de los otomanos en 1453 marcó el fin del Imperio Romano de Oriente.
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1La caída de Constantinopla el 29 de mayo de 1453 representa uno de los eventos más significativos y trascendentales de la historia. Este acontecimiento se produjo cuando las fuerzas del Imperio Otomano capturaron la ciudad que servía como capital del Imperio Bizantino.
A lo largo de los siglos, Constantinopla había prosperado como un centro de poder, comercio y cultura. Tenía una ubicación estratégica en la ruta comercial entre Europa y Asia. Sin embargo, como todo imperio, llegó a su fin.
La gran Constantinopla
Constantinopla, hoy en día Estambul, no solo era la capital del Imperio Bizantino, sino también una de las ciudades más prominentes de la Edad Media. Fundada por el emperador romano Constantino el Grande en el año 330, se erigió como el epicentro del Imperio Romano de Oriente.
Constantinopla era el epicentro del comercio entre Oriente y Occidente. También era un corredor militar de importancia estratégica. Su ubicación la hizo objeto de disputa para diversos imperios a lo largo de la historia.
El Imperio Bizantino, también conocido como el Imperio Romano de Oriente, floreció desde el año 395 d.C. y dejó un gran legado de tenacidad frente a las adversidades.
En el año 626 d.C., el Imperio Bizantino logró repeler con éxito los ataques de los ejércitos persas y ávaros durante el Sitio de Constantinopla, demostrando su capacidad para resistir y defenderse ante las amenazas externas. Este evento histórico destacó la fortaleza y la determinación del imperio frente a los invasores.
En 1453, el Imperio Otomano, ansioso por expandir sus dominios, fijó sus ojos en Constantinopla. La exitosa conquista de la ciudad por parte de los otomanos marcó el fin del Imperio Bizantino y representó un punto fundamental en la historia mundial.
Un imperio en riesgo
Cuando Constantino XI ascendió al trono del Imperio Bizantino, este ya estaba experimentando un deterioro económico, político y militar. Los conflictos religiosos, como el Gran Cisma entre las Iglesias Orientales y Occidentales en 1054, debilitaron las relaciones de este imperio con Europa Occidental.
Esta ruptura tuvo consecuencias significativas, ya que, en momentos de crisis, Occidente mostró una menor disposición para ofrecer apoyo a la defensa de este imperio. Esto se evidenció en el siglo XI, cuando el Imperio Bizantino se enfrentó a los invasores selyúcidas y no obtuvo respaldo de sus aliados en Europa Occidental.
Durante siglos, el mundo islámico anheló la conquista de Constantinopla. En el siglo XIII, una tribu aparentemente insignificante conocida como los Osmanlí ganó notoriedad al capturar algunas ciudades bizantinas. Constantinopla se volvía cada vez más vulnerable.
En el año 1453, el sultán Mehmet II unificó todo el poder del mundo islámico, liderando a 200.000 soldados hacia Constantinopla. En esta épica confrontación, el sultán representaba al mundo islámico, mientras que el emperador Constantino XI personificaba al mundo cristiano. Ambos líderes se enfrentaron en una batalla crucial.

El 29 de mayo de 1453, después de casi dos meses de asedio, la ciudad más importante del mundo medieval cayó en manos de un ejército joven y poderoso. Constantinopla, la capital del Imperio Bizantino, dejó de existir tal como la habían conocido durante más de mil años. Ese fue el fin del Imperio Romano de Oriente.
Causas de la caída de Constantinopla
Constantinopla había resistido todo: hunos, árabes, cruzados, búlgaros, persas, etc. Sus murallas triples habían sido construidas mil años antes y eran las más fuertes del mundo.
Así mismo, estaba rodeada por agua en tres lados y tenía una cadena gigantesca que cerraba la entrada al Cuerno de Oro, su puerto natural. Durante siglos, sus enemigos se habían ido con las manos vacías.
Sin embargo, en 1453 la ciudad era solo la sombra de lo que había sido. El Imperio Bizantino se había reducido solo a la propia Constantinopla y algunos territorios pequeños.
La peste, las guerras civiles y la Cuarta Cruzada de 1204, en la que los propios cristianos la saquearon, la habían dejado muy débil. Solo quedaban unos 7.000 defensores, muchos de ellos extranjeros, frente a un ejército otomano de más de 80.000 hombres.
Quién conquistó Constantinopla
El responsable fue un joven de 21 años que ya era conocido como Mehmed “el Conquistador”. Cuando subió al trono otomano en 1451, prometió a sus generales que tomaría Constantinopla antes de cumplir los 25 años.
Los otomanos eran un pueblo turco que había ido creciendo desde Asia Menor y que ya rodeaba la ciudad por tierra. Mehmed introdujo una novedad aterradora: cañones gigantes. El más grande disparaba bolas de piedra de más de 500 kilos y podía romper muros impenetrables.
Así mismo, Mehmed hizo algo increíble: mandó arrastrar 70 barcos por tierra, sobre troncos engrasados. Los llevó desde el Bósforo hasta detrás de la cadena del Cuerno de Oro.
Cuando fue la caída de Constantinopla
Del lado bizantino, el emperador Constantino XI Paleólogo sabía que casi no tenía posibilidades. Pidió ayuda a toda la Europa cristiana, pero prácticamente nadie respondió. Venecia y Génova enviaron algunos barcos y soldados, pero el Papa y los reyes de Europa estaban ocupados en sus propias luchas.
Constantino no quiso rendirse. Se dice que la noche antes del asalto final dijo a sus hombres: “La ciudad está en vuestras manos; defendedla y, si Dios quiere, moriremos juntos”. Al amanecer del 29 de mayo de 1453, los otomanos lanzaron el ataque definitivo.
La toma de Constantinopla
La toma de Constantinopla empezó antes del amanecer. Primero atacaron las tropas irregulares, luego los soldados regulares y, por último, los jenízaros, la élite otomana. Los defensores resistieron heroicamente.
Por una pequeña puerta olvidada abierta (la Kerkoporta) entraron los primeros otomanos. Nunca se encontró el cuerpo de Constantino XI. Con él desapareció el último emperador romano, 2.206 años después de que Augusto fundara el Imperio.
Durante tres días los soldados otomanos saquearon a Constantinopla. Mataron a quienes resistían, esclavizaron a miles y destruyeron o robaron tesoros acumulados durante siglos. La basílica de Santa Sofía, la iglesia más grande del mundo cristiano durante casi mil años, fue convertida en mezquita en cuestión de horas.
Consecuencias de la caída de Constantinopla
La principal consecuencia fue el fin del Imperio Bizantino y del Imperio Romano. Los otomanos se convirtieron en una superpotencia. Mehmed II se proclamó “emperador de Roma” y su imperio dominó los Balcanes, Oriente Medio y el norte de África durante varios siglos.
Miles de sabios griegos huyeron a Italia llevando libros antiguos. Este éxodo ayudó a desencadenar el Renacimiento en Europa occidental. Se cerró la ruta comercial terrestre de la seda y las especias. Esto estimuló el interés por nuevas rutas e influyó en el Descubrimiento de América.
La caída del imperio marcó el paso definitivo de la Edad Media a la Edad Moderna. Constantinopla se convirtió en Estambul y el mundo nunca volvió a ser el mismo.
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