Vecinos sobre el colegio: «Hay amianto, se caen los techos y sale agua con barro de los grifos»

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Varios vecinos del barrio de El Lasso, ubicado en Las Palmas de Gran Canaria, han hablado con OKDIARIO para relatar la pésima situación en la que se encuentra el colegio León, donde el Gobierno de Pedro Sánchez ya ha preparado tiendas de campaña destinadas al alojamiento de inmigrantes ilegales. Según estos vecinos, dentro del colegio hay amianto, hay desprendimientos de techo y cuando se abre un grifo sale agua con barro.

Este campamento, formado por 11 tiendas de campaña y con una capacidad para 700 personas -es decir, 63 personas por cada construcción de plástico-, está ubicado frente a un vertedero ilegal que investiga la Guardia Civil. Como consecuencia de la humedad y de los continuos cambios de temperatura, cuando llueve en ese terreno se desprende un olor insoportable.

Hissora, antigua alumna del colegio y vecina del barrio, cuenta a este periódico el tremendo estado de abandono en el que se encuentran estas instalaciones. “Dentro del colegio hay muchísimas carencias. De toda la vida se rompían las tuberías y se salía el agua. Las duchas están llenas de hongos y los niños tenían que ir a bañarse a su casa. Había mucha basura y se pasaba bastante frío porque entra mucha humedad. En muchos de los grifos el agua sale marrón, con tierra. Otros no funcionaban”, afirma.

“Los baños estaban rotos. Hay aulas que tuvieron que cerrar porque se caían los techos. También había un laboratorio, completamente inutilizable porque tenía socavones. El colegio tiene planchas de uralita. Cuando hace viento esas planchas se movían y eran un peligro para los niños”, explica.

“Sacaron a los niños diciendo que había amianto cancerígeno y que no podían estar allí. Cada año le decían a los padres que iban a cerrar el colegio. Entre el miedo que había por el amianto y por el frío que hacía, que era insoportable, había padres que decidieron sacar a sus hijos del colegio. Con la excusa de que cada vez había menos niños decidieron cerrarlo”, dice.

Otro de los vecinos, Juan, relata la excusa que el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria puso para clausurar definitivamente el colegio. “En su día alegaron que dentro del colegio había amianto, que era perjudicial para los niños. También que los niños eran pocos para sostenerlo abierto. Por eso los trasladaron a otro colegio para que pudieran seguir dando clase. Después lo abandonaron. Lleva cerrado dos años”, asegura.

Este vecino, que aclara que no tiene nada en contra de los inmigrantes porque entiende que se están buscando la vida, afirma que el Estado tiene otras instalaciones donde poder alojar a estas personas. “Nos molesta que lo hayan puesto en la puerta de las casas de los vecinos. Esto va a traer problemas en la convivencia. Me preocupa salir a mi terraza y verlos, por ejemplo, desnudos. Porque no van a cuidar ese tipo de detalles”, lamenta.

“Sólo soy un vecino que lucha por el barrio. Que haya un vertedero ilegal y que usen el campo de fútbol como basurero es vergonzoso. Descargan a cualquier hora. Abren el terreno a las seis de la mañana y entran y salen camiones», explica impotente.

Maria Jesús, también vecina de El Lasso, no entiende cómo siendo un barrio con tantas carencias este campamento ha sido construido tan rápido y sin que nadie les avisara. “En 72 horas se ha formado un campamento enorme en un colegio. Todo sin previo aviso. De un día para otro han construido las tiendas de campaña. No sabemos cómo, pero ha habido dinero para hacer esto. Para otras cosas no lo hay. Yo, junto con otros vecinos, insistí durante más de tres años para que hicieran una rampa para que haya accesibilidad a todas las personas”, dice indignada.

“De la noche a la mañana nos han quitado el colegio. Una mañana me levanto y había una carpa. Una hora después, otra. Y así hasta que han llenado todo el colegio de carpas. No sé cómo lo van a hacer porque el colegio está hecho un desastre. Hay humedades por todos lados. El colegio tiene más de 50 años”, añade.

“El barrio de El Lasso no tiene absolutamente nada. Ni el alcalde, Augusto Hidalgo, ni el concejal de distrito, Prisco Navarro, han venido a visitarnos para avisarnos de esto. Sólo queremos que vengan a hablar con nosotros y nos expliquen esta situación. Llevamos mucho tiempo insistiendo para que pongan más farolas. ¡Estamos sin iluminación!”, exclama.

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