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Sánchez cree que la bicefalia de Podemos en el Consejo de Ministros será un problema para su Gobierno

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Ione Belarra, prometiendo su cargo en presencia de Pedro Sánchez y del Rey Felipe VI. (Foto: EP)

Ione Belarra no es Pablo Iglesias. Lo saben bien algunos ministros socialistas, como Margarita Robles, a la que se ha enfrentado en público en numerosas ocasiones a través de las redes sociales. La titular de Derechos Sociales y Agenda 2030 se ha autopropuesto para liderar el partido con el apoyo de otra ministra, la de Igualdad, Irene Montero. Eso debilita a la vicepresidenta tercera y principal cara visible de Podemos en el Ejecutivo, Yolanda Díaz, desde hace unos días principal interlocutora de Pedro Sánchez. La bicefalia que pretenden instaurar tras la salida de Iglesias, al estilo PNV pero con dos liderazgos dentro de un mismo gabinete ministerial, preocupa y mucho en el PSOE.

Tanto en Ferraz como en Moncloa hay preocupación por quién va a ser la que tomará las decisiones. Díaz es la designada por Iglesias para comandar la coalición en el Gobierno, por lo que se vislumbra como interlocutora válida, pero la marcará de cerca una ministra con menos galones que ella, Belarra, que tendrá la potestad de aprobar o rechazar a través de la dirección del partido las decisiones que afecten al Ejecutivo. Es decir, Sánchez y Díaz pueden llegar a un acuerdo que, a posteriori, Belarra y Montero tumben al reunir a su núcleo duro.

La situación novedosa que se creará a partir de ahora en el seno de la formación morada genera grandes dudas en las filas socialistas y más aún en el entorno del propio presidente del Gobierno. Desde la llegada de Ione Belarra al Ministerio de Derechos Sociales y Agenda 2030 ya se ha conjurado en distintas ocasiones con la ministra de Igualdad para desmarcarse del resto de Gabinete. Ocurrió con el cartel electoral de Vox sobre los menas, cuando ambas convocaron una rueda de prensa urgente en plena sesión de control al Gobierno en el Congreso, para no decir nada y sin informar ni a Interior ni a Justicia de ello. O hace unos días, reuniéndose con el presidente de La Liga, Javier Tebas, al margen de Cultura y Deportes. En ninguno de esos encuentros estaba tampoco la vicepresidenta y titular de Trabajo y Economía Social.

Así pues, si hasta ahora se reconocía abiertamente que había dos Gobiernos en uno, en Ferraz hay quien empieza a hablar de que ya hay tres. El de los socialistas, el de Díaz, Alberto Garzón y Manuel Castells, y el de Belarra y Montero, que tienen claro que actuarán con autonomía propia. La cuestión del pago de las autovías, con el apoyo parlamentario de Pablo Echenique, siempre dispuesto a echar gasolina al fuego, es el primer gran choque que van a provocar ambas ministras en esta nueva etapa. Es una medida tan impopular como sensible que ataca directamente a la línea de flotación de lo que defienden los comunistas.

Con la mayoría de leyes en materia de Igualdad ya aprobadas o a punto de hacerlo, conscientes de que la reforma laboral no se va a derogar en su totalidad por negativa del PSOE, y que la Ley de Vivienda que proponen tampoco saldrá en los términos que siempre ha defendido Podemos, tanto la futura secretaria general de la formación como la titular de Igualdad son de la opinión de que aguantar en el Gobierno lo único que hace es desgastarlos de cara a futuras citas electorales.

Díaz, Garzón y Castells difieren de ellas. Con unas elecciones andaluzas más que probables este 2021 y la posibilidad de un adelanto en la Comunidad Valenciana, habrá que ver quién gana el pulso de mantener o no el pacto si las encuestas les continúan debilitando con el paso de los días. Romper el acuerdo de coalición ahora y pasar a la oposición, con un PSOE muy tocado tras la debacle en Madrid y la crisis interna que se avecina, podría ser el único salvavidas a un Podemos en riesgo de desaparecer.

Y de ello son conscientes en Moncloa, pese a la voluntad expresada por Yolanda Díaz de mantener la coalición. Con la Ley de Vivienda y la instauración de peajes en las autovías, seguramente, se vislumbrará quién manda y hacia dónde va la relación.

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