Detención de Puigdemont

Moncloa admite que la detención de Puigdemont pone en peligro los pactos con ERC que sostienen a Sánchez

Sánchez indultos

Situación agridulce en el Palacio de La Moncloa por la detención del expresidente de la Generalitat Carles Puigdemont. Aunque celebran que «nadie puede eludir la responsabilidad de la Justicia», admiten que «la detención llega en el peor momento» para los intereses de Pedro Sánchez y los pactos con el independentismo sobre los que se edifica su Gobierno. Diez días después de la mesa de negociación con el Govern y con el Ejecutivo entregado a las exigencias del separatismo, el arresto del prófugo se convierte en una piedra en el camino para garantizar el apoyo de ERC a la estabilidad de la legislatura. Y vuelve a dar alas a Junts y a su radicalismo.

Dos agentes de paisano de la policía italiana detuvieron anoche al máximo responsable del desafío independentista de 2017 nada más aterrizar en el aeropuerto del Alghero, en Cerdeña. Al pasar su pasaporte se detectó que tenía una orden europea de detención en vigor y los agentes procedieron a su arresto en la misma pista de aterrizaje. Justo diez días después de la reunión de la mesa con el Govern.

En el Palacio de La Moncloa, según fuentes consultadas por este periódico, se considera que la detención del expresidente catalán justo ahora puede poner en peligro el diálogo con el separatismo a través de la mesa de negociación, que se reunió la semana pasada sin presencia del partido de Puigdemont, por tensiones internas dentro del Govern. Pero no sólo podría tener afectación ahí. También en el seno de la coalición de Gobierno e incluso en la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado de 2022.

En Ferraz, sede del PSOE, reconocen que desde este mismo viernes se escucharán «voces distintas sobre cómo actuar» a partir de ahora en relación al arresto del líder de JxCAT. Se refieren a que PSOE y Podemos se manifestarán en los medios de comunicación con pronunciamientos completamente diferentes (anoche dirigentes morados hablaron de «detención ilegal»). Dificultando la unidad del Gobierno en una cuestión de Estado de estas características. «Es incontrolable, pero la voz que manda es la de Pedro Sánchez», resumen.

El presidente del Gobierno prometió en la campaña electoral que le revalidó el mandato «traer a Puigdemont de vuelta a España». Y sigue empeñado en eso, pese a que en verano indultó al resto de miembros del Govern condenados por el Tribunal Supremo. En el entorno de Sánchez descartan por completo un indulto avanzado para Puigdemont. También se ha aparcado la reforma del delito de sedición para no eximirle de su responsabilidad.

Aunque en ERC, en privado, también celebran de aquella manera la detención de su socio y rival, en público han salido en tromba contra «la represión del Estado». Y como únicamente importa lo que se haga y se diga en público, lo que ocurra a partir de ahora con Puigdemont y el papel que adopte el Ejecutivo puede poner en riesgo el apoyo de los republicanos a los Presupuestos de 2022. Y así echar al traste todo el trabajo de acercamiento que Moncloa ha hecho hasta ahora con sus cesiones.

«Sería un muy mal escenario» aseguran en el entorno del presidente, que ya veían aprobadas las cuentas de este año pese a las tensiones internas con Podemos. Con los morados exigiendo cada vez más y ERC teniendo que adoptar una posición de enfado, aunque sea para disimular ante su electorado, en el Gobierno asumen que igual tendrán que recurrir a la prórroga presupuestaria otra vez. De ser así, sin cuentas públicas, acabar la legislatura o no dependerá de la astucia de Sánchez. Sabe que sus socios le tienen permanentemente en jaque. Hasta que le quieran dar el jaque mate.

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