Iglesias quiere reforzar el papel estatal de Espinar tras su pérdida de poder en Madrid

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Ramón Espinar y Pablo Iglesias en el Congreso de los Diputados. (Foto: AFP)
Luz Sela
  • Luz Sela
  • Periodista política. En OKDIARIO desde 2016. Cubriendo la información del Congreso de los Diputados. Licenciada en Periodismo por la Universidad de Santiago de Compostela. Antes, en COPE, ABC Punto Radio y Libertad Digital.

La «retirada» de Íñigo Errejón a la Comunidad de Madrid ha abierto un frente para la dirección de Pablo Iglesias. El secretario general busca un puesto para equilibrar la pérdida de poder de su líder en esa región, Ramón Espinar. Y eso, según fuentes de Podemos, pasaría por concederle una renovada influencia estatal, con algún puesto «de segunda línea» en la Ejecutiva, donde asumiría un cargo relacionado con la Política Local.

Espinar es una pieza clave para la línea dura que Iglesias quiere imponer definitivamente al partido, y las muestras de confianza entre ambos han sido constantes. La más contundente, sin duda, el cierre de filas en plena polémica por la venta de una vivienda de protección oficial. El líder de Podemos avaló también que el dirigente madrileño conservase su «pluriempleo»-tres puestos: secretario general en la Comunidad, diputado autonómico y senador-pese a tener en contra a amplios sectores del partido.

La decisión de compensar a Errejón con la candidatura madrileña ha generado un indisimulado malestar en Espinar-fue él quien, para disgusto de Iglesias, filtró el acuerdo-y un incendio en la organización autonómica. La Comunidad es una región estratégica para el futuro inmediato del partido y para las aspiraciones de Iglesias de relanzar el nuevo proyecto de Podemos. El secretario general es consciente de que las próximas autonómicas serán un reto por la dificultad de mantener, o ganar, a un votante ya no tan influido por la crisis y el cabreo hacia el bipartidismo. Sacrificar a Espinar ha sido además un mazazo a la autoestima del dirigente madrileño.

Errejón, por su parte, quiere aprovechar su nuevo destino para mantener cuota de influencia. Su entorno lo ve como una oportunidad para «asaltar» de nuevo el poder nacional y batallar frente a Iglesias desde los territorios. Tras conocerse su relevo como portavoz y secretario de Política, él mismo confirmó que su «objetivo estratégico» son las autonómicas. No únicamente en Madrid. Los ‘errejonistas’ disponen de cierto poder en regiones clave, como la Comunidad Valenciana, País Vasco, Andalucía o Cataluña, y es en todas ellas donde quieren reforzar sus equipos para liquidar al ‘pablismo’.

Su llegada plantea no obstante muchas incógnitas. Sobre todo, cómo convivirán dos liderazgos tan antagónicos, y cómo podrá digerir Errejón la hoja de ruta de Espinar.  El exnúmero dos tiene la intención de rodearse de sus propios afines. Y eso plantea un escenario de alto voltaje en una organización que aún se resiente de unas primarias muy convulsas y de la «purga» que Espinar impuso a la organización. Recién estrenado en el cargo, liquidó a José Manuel López de la portavocía en la Asamblea, y arrinconó a los ‘errejonistas’ en los órganos de dirección, de forma que ahora conservan una única secretaría de las once con que cuenta la Ejecutiva madrileña.

El recambio ha generado malestar tanto en el sector de Espinar, como en IU o entre los Anticapitalistas, que respaldan la Ejecutiva madrileña, y que lo consideran una  injerencia en los obligados procesos de primarias-es evidente que el candidato apoyado por el aparato tiene todas las de ganar-además de los documentos aprobados por el Consejo autonómico. En ellos, se plasmaba la convicción de concurrir a los comicios en candidaturas de unidad popular, una fórmula que Errejón siempre ha rechazado.

 

 

 

 

 

 

 

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