Esperanza Aguirre: «La Ley Celaá es un retroceso totalitario y liberticida que iguala a los niños por abajo»
"Los socialistas desprecian la instrucción porque consideran los colegios un aparcamiento de niños".
"El Gobierno trata de imponer una educación pública, única y laica sin importarle la libre elección de los padres".
Aguirre considera especialmente grave que la Ley Celaá condene a desaparecer a la educación especial.
La ex presidenta de la Comunidad de Madrid y ex ministra de Educación, Esperanza Aguirre, opina que la Ley Celaá «es un retroceso con aire totalitario y liberticida». Aguirre cree que la ley «baja el listón de la educación para igualar a los niños por abajo». Esperanza Aguirre cree que la nueva ley educativa, además, no garantiza la libertad de elección de los padres y considera especialmente grave que «en 10 años condene a la educación especial a su desaparición». Esperanza Aguirre ha participado, en el Colegio Nuestra Señora de Schoenstatt, en la presentación del primer ‘Barómetro sobre Educación, Humanización y Futuro’, elaborado por el Observatorio de la Educación para un Futuro Más Humano.
Esperanza Aguirre cree que la Ley Celaá es un «retroceso para la libertad de elegir que la Constitución concede a los padres». «Los padres -ha señalado- tienen derecho a elegir el tipo de educación que desean para sus hijos». Aguirre argumenta que al retirar el Gobierno la llamada «demanda social» impide, de facto, que los ayuntamientos o las comunidades autónomas puedan construir nuevos colegios en función de lo que pidan los padres. «Eso no cuenta para ellos», ha dicho en referencia al Gobierno. «Para ellos, la enseñanza pública tiene más importancia que la enseñanza privada o concertada, aunque sea esta la que pidan los padres».
Aguirre cree que la Ley Celaá tiene, por ello, «un aire totalitario y liberticida». El Gobierno pretende imponer, en su opinión, un modelo de educación «pública, única y laica». «No estigmatizan -ha dicho- la educación concertada o privada porque ellos (los socialistas) llevan a sus hijos y sus nietos a la concertada, pero lo que pretenden es no facilitar la creación de centros privados o concertados o que no haya libertad para la fundación de entidades educativas y la creación de centros».
Para Aguirre, es muy grave que la Ley Celaá quiera «acabar con la educación especial». «Hay que pensar en la angustia que le produce a los padres -ha señalado- que han decidido llevar a su hijo a un colegio de educación especial saber que en 10 años, si el niño tiene ahora tres o cuatro años, tendrán que meterlo en un colegio ordinario porque lo dice la señora Celaá. Es algo muy lamentable». Aguirre, de todos modos, ha añadido: «Yo creo que esto no llegará a hacerse real». «Este es un Gobierno que no escucha -ha señalado- el clamor de la calle y de los padres»
Igualar por abajo
Esperanza Aguirre ha criticado al PSOE por su tendencia a «bajar el listón» en la educación y a «igualar por abajo» en su «afán de igualar» a todos los niños «en la misma aula, aprendiendo lo mismo, sean cuales sean sus aptitudes». «No todos los niños son iguales», ha destacado. «Tienen diferentes intereses, diferentes aptitudes, los hay más estudiosos, los hay menos… no todas aprenderán lo mismo». Aguirre ha recordado que «vengo de una familia de ocho hermanos, del mismo padre y la misma madre, y somos todos absolutamente diferentes».
Esperanza Aguirre ha explicado que «es importante la pedagogía, los sistemas pedagógicos y la atención personalizada, pero a mí me parece también muy importante la transmisión de conocimientos». En este sentido, ha afirmado que «los socialistas desprecian la instrucción porque les parece que los colegios deben ser aparcamientos de niños».
Esperanza Aguirre cree, además, que los socialistas juzgan la educación pública por el dinero que se invierte en ella y no por los resultados. «No dudo de las buenas intenciones de mis adversarios políticos, los socialistas, no creo que sean unos malvados -ha afirmado- pero juzgan la educación por el dinero público que se invierte en ella. Yo creo -ha añadido- que no hay que juzgar la educación por lo que cuesta o por lo que se invierte en ella, sino que hay que juzgarla por los resultados. Hay que preguntarse cómo salen esos niños en formación académica y en formación de valores» y si la educación que reciben «les va a ser útil para desenvolverse en la vida adulta».
Esperanza Aguirre ha reiterado que, en su opinión, la nueva ley educativa tiene «un aire totalitario». Es una ley que «por una parte, quiere acabar con la educación especial y le han dado diez años de plazo y, por otra, que ha quitado la referencia a la demanda social, que es la demanda de los padres a la hora de construir colegios. Y eso a mí me parecen dos ataques liberticidas tremendos».
Barómetro
En el acto, Aguirre ha comentado los resultados del ‘Barómetro Schoenstatt sobre Educación, Humanización y Futuro’, elaborado por el Observatorio de la Educación para un Futuro Más Humano. Un amplio estudio realizado por el Instituto Sondea con 2.000 familias con hijos en edad escolar en toda España. El objetivo era conocer la opinión de los padres sobre la educación en los colegios, los valores que deberían primar y los aspectos a tener en cuenta a la hora de elegir un centro para su hijos. El estudio concluye que el 60% de las familias con hijos considera que los colegios «se están deshumanizando» y que, en general, solo se encargan de la «transmisión de conocimientos teóricos». El Barómetro también indica que un 48,8 % de los padres y las madres consideran que la finalidad última de la educación es la formación humana, frente a un 25,1 % que opina que es la formación académica. La mayoría, el 81%, considera el modelo educativo de un colegio el factor determinante para llevar o no a sus hijos.