La Casa del Rey rechaza actos públicos para celebrar el 80 cumpleaños de Juan Carlos I
No parece haber mucho entusiasmo por parte de los máximos responsables de la Casa del Rey en que el 80 cumpleaños del Rey Juan Carlos, que se celebrará el próximo 5 de Enero, trascienda la esfera puramente familiar y alcance una dimensión de cara al público. Según personas muy allegadas al anterior monarca, la idea que se maneja en estos momentos dentro del Palacio de la Zarzuela es organizar una comida en la residencia de los anteriores Reyes a la que asistirían como invitados los familiares más allegados de don Juan Carlos: sus hijos, sus nietos, sus hermanas doña Pilar y doña Margarita y sus respectivas familias. Pero todo se celebraría dentro del ámbito privado y sin trascendencia de imágenes de cara a la opinión pública.
Fuentes del Gabinete de Comunicación de la Jefatura del Estado afirman que ellos ignoran cualquier tipo de preparativo de cara a ese cumpleaños y también aseguran no saber si el 50 cumpleaños de don Felipe será festejado o pasará sin pena ni gloria de cara a la ciudadanía. Lo único que sí hemos podido averiguar es que la Casa de la Moneda está a punto de emitir una moneda conmemorativa del medio siglo de vida del Rey Felipe —con un valor de 30 euros— que llevará en una de sus caras el rostro del actual monarca y por la otra, su escudo de armas policromado, en el que destaca el rojo de fondo de su escudo.
Es verdad que la Casa Real española nunca ha sido proclive a celebrar con grandes fastos los cumpleaños de los integrantes de la institución monárquica, a diferencia de lo que sucede en las grandes Familias Reales europeas en las que, libres de complejos o temores de ser criticadas, organizan grandes eventos conmemorativos que se prolongan a lo largo de varios días. Para ellas, esas celebraciones son una oportunidad única para reunirse los inscritos en el libro del Gotha, con el aliciente añadido de que la mayoría están unidos por lazos de sangre y estrechos vínculos familiares. Y para los responsables políticos de sus respectivos países, los festejos constituyen una oportunidad única de proyectar una imagen llena de glamour al exterior que sirva para captar visitantes extranjeros.
Otra de las ocasiones, aunque luctuosa, que sirve de punto de encuentro de la realeza es el fallecimiento de alguno de sus miembros, como el reciente del Rey Miguel de Rumanía, a cuyos funerales asistirán este fin de semana los Reyes Juan Carlos y Sofía en Bucarest. Primo de la Reina y familiar lejano del Rey, el que fuera monarca del país centroeuropeo fue uno de los integrantes del club de los Reyes europeos que ejercieron sus cargos brevemente durante los años de la segunda guerra mundial y depuestos al quedar sus naciones bajo el área soviética y dentro del telón de acero.