Amenazas a Iglesias

Sin pistas sobre las balas a Iglesias un mes después del 4M: ni huellas, ni sospechosos, ni vídeos

cartas con balas
La imagen de las cartas enviadas a Iglesias.
Pelayo Barro

Las cartas con balas enviadas al entonces candidato al 4M Pablo Iglesias, al ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska y a la directora de la Guardia Civil, María Gámez, han pasado de ser asunto de primer orden y amenaza a la seguridad nacional a un simple dosier olvidado en un cajón. La investigación sobre esas amenazas, justo un mes después de las elecciones madrileñas, está «paralizada» y sin visos avanzar.

En «punto muerto». Así se encuentra en estos momentos la investigación policial de las balas enviadas a Iglesias y Marlaska, un envío que superó incomprensiblemente todos los controles de seguridad del centro logístico de Correos y de las admisiones de paquetes del Ministerio del Interior y de la Dirección General de la Guardia Civil.

Según ha podido saber OKDIARIO de fuentes policiales, las indagaciones realizadas hasta ahora no han dado ningún fruto. Pese a que desde un primer momento se consideró que iba a ser una tarea muy compleja (y en parte por culpa del propio Iglesias), lo cierto es que ni siquiera se ha llegado a un indicio claro sobre la autoría de las cartas.

En primer lugar, explican, las cartas «apenas tenían rastro alguno» que ayudase a determinar su procedencia. No había huellas dactilares completas ni tampoco rastros de ADN -pelos o saliva, por ejemplo-.

Los investigadores tampoco han podido llegar a ninguna conclusión sobre los escritos que iban dentro de los sobres y en los que el autor o autores habían descrito sus amenazas. Incluía frases como «Pablo Iglesias Turrión, has dejado morir a nuestros padres y abuelos. Tu mujer, tus padres y tú estáis sentenciados a la pena capital», pero no estaban escritas a mano sino con una plantilla de abecedario de las que se utilizan en el ámbito escolar. Por tanto, ningún examen de grafología aportó pista alguna.

Otro de los frentes de la investigación fueron las propias balas. Como desveló este diario, se descartó pronto que las balas hubiesen salido de algún polvorín militar del Ejército. Lo más probable, dicen, es que se trate de vainas procedentes del mercado de la compraventa o del coleccionismo, a pesar de que Iglesias insistiese en un primer momento en el hecho de que eran «balas de CETME», apuntando de manera consciente a las Fuerzas Armadas o a la Guardia Civil.

«No se sabe nada, ni se sabrá»

Además, las fuentes consultadas por OKDIARIO en las fuerzas de seguridad  advierten que el trabajo más penoso y laborioso, el de rebuscar en los vídeos de cámaras de vigilancia próximos al buzón donde se echaron las cartas, no ha revelado nada hasta ahora. Cientos de horas de visionado tras las cuales no se ha podido extraer ningún indicio.

Sin conclusiones a la vista, algunos de los agentes que han estado involucrados en esta investigación advierten que quien realizó los envíos se tomó muchas molestias para evitar ser rastreado. Otras fuentes policiales son aún más explícitas: «No se sabe nada. Ni se sabrá».

«Democracia o fascismo»

Las cartas con los proyectiles -cuatro en el caso de Iglesias- llegaron a su destino el 21 de abril, en plena campaña electoral de Madrid. Su aparición en escena dio un giro de 180 grados a la campaña de los partidos y llevó a los aspirantes de izquierda a abrazar lemas como ‘democracia o fascismo’. Un mes después de aquellas elecciones, las balas ya no preocupan a nadie.

Ni siquiera parecen preocupar a quienes las recibieron, ya que PSOE y Podemos han vetado en el Congreso de los Diputados una comparecencia del presidente de Correos, Juan Manuel Serrano, para explicar cómo se pudieron encadenar esa serie de errores que impidieron localizar las cartas con balas.

 

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