El feminismo coquetea con todo lo que tiene que ver con regímenes totalitarios y comunistas. Cake Minuesa ha sido testigo de cómo las feministas del 8M portaban banderas soviéticas gritando con el puño en alto mientras se manifestaban este martes en el Paseo de la Castellana de Madrid.
Los jóvenes juegan a ser comunistas y sus mayores sueñan con la prometida dictadura del proletariado. Pasen y vean, como si nos encontráramos en el Madrid en los años 30. Y lo hacen con hipocresía ya que las socialistas no condenan el abuso sexual de una menor por parte del marido de Mónica Oltra y sí muestran un silencio espeluznante ante tanto griterío feminista.