Dastis garantiza que se neutralizarán los intentos de «desestabilización» ante el 21-D
El ministro de Exteriores, Alfonso Dastis, ha garantizado que el Estado está preparado para contrarrestar los esfuerzos de «desinformación» y «desestabilización» ante las elecciones catalanas del 21-D y que hay medidas para evitar cualquier intento de influir en la campaña y en el resultado.
En una entrevista con Efe, Dastis ha asegurado que en el Gobierno están «plenamente tranquilos» sobre este asunto, convencidos de que el sistema español de votación está «perfectamente preparado para hacer frente a cualquier intento» de injerencia, ya sea durante la campaña o en el escrutinio.
Sobre este último, ha explicado que el recuento no es sólo informático, sino también manual, con resultados que se envían a las juntas electorales y se contrastan.
El Gobierno también ha tomado medidas para intentar contrarrestar la previsible avalancha de mensajes y noticias falsas que se puedan difundir por las redes sociales.
«Hartazgo» en Bruselas con Puigdemont
Así, Dastis ha explicado que solicitó a la canciller ecuatoriana que interviniera para evitar que el fundador de Wikileaks, Julian Assange, que permanece asilado en la Embajada de Ecuador en Londres desde hace cinco años, intervenga con videoconferencias, incontables tuits o recibiendo a activistas del independentismo en la legación diplomática.
«Nos parecía que es una iniciativa que teníamos que pedir y Ecuador ha reaccionado positivamente», ha planteado, agradeciendo que las autoridades ecuatorianas haya reaccionado y hablaran con Assange, haciendo firmar «un acuerdo para que no siguiera interviniendo».
Si lo hace, «estaría quebrantando lo que una persona en asilo debe de hacer, abstenerse de involucrarse en actividades políticas», ha subrayado.
Tras asegurar que la campaña para el 21-D se está desarrollando con «plena normalidad», ha opinado que la presencia de Carles Puigdemont en Bruselas es «una especificidad» que ha quedado reducida a «una anécdota más que otra cosa», hasta el punto de que ya ha generado «un cierto hartazgo por parte del mundo bruselense».