Alarma en Moncloa: miedo a que la nefasta gestión del debate incline a los indecisos contra Sánchez
Dos estrategias de comunicación enfrentadas y fallidas, la capitaneada por la vicepresidenta Calvo y Lastra desde Ferraz y la inspirada desde Moncloa por el jefe de gabinete de Sánchez, Iván Redondo, han convertido la gestión del debate en motivo de alarma por la repercusión que puede tener en el alto porcentaje de indecisos.
Las alarmas habían saltado en La Moncloa tras la desastrosa gestión que el PSOE ha realizado del siempre espinoso asunto de los debates electorales y, en un nuevo giro, Pedro Sánchez anuncia este Viernes Santo que participará en los dos debates de TVE y Atresmedia.
Con un 40% de indecisos aún en las encuestas, el entorno del presidente del Gobierno temía que la imagen de Pedro Sánchez instrumentalizando a TVE para bloquear de facto cualquier debate terminara por dañar sus intereses electorales al hacerle aparecer ante la opinión pública como el candidato que se niega a confrontar en directo con sus adversarios en televisión.
Un posibilidad muy real ya que los líderes de la oposición habían confirmado que el día impuesto por TVE para su debate acudirán al previamente comprometido con Atresmedia, evento que la empresa privada iba a celebrar con o sin la presencia de Sánchez.
La decisión de Pablo Casado, Albert Rivera y Pablo Iglesias bloqueaba la intención del PSOE de celebrar un único debate en TVE una vez que la Junta Electoral Central echó por tierra la estrategia de Sánchez: un debate a cinco con Santiago Abascal para que los españoles visualizaran los intereses compartidos del ‘trifachito’, como la izquierda denomina a la suma de PP, Ciudadanos y Vox.
Tanto en La Moncloa como en el PSOE son conscientes de que los sondeos están dando a su candidato unas expectativas que será difícil refrendar en las urnas y que aún hay un enorme porcentaje de españoles indecisos que decidirán el resultado final. De ahí que estos días hubieran surgido los nervios por una decisión (debate sí o no, cuántos y dónde) que se gestionó mal desde el principio y que es el resultado de dos estrategias de comunicación distintas.
Dos estrategias enfrentadas
Por un lado, el equipo de Ferraz, dirigido por la vicepresidenta Carmen Calvo y la vicesecretaria general del PSOE, Adriana Lastra, partidarias desde el principio del debate a cuatro (sin Vox) en TVE con temas previamente pactados para intentar, sobre todo, que Cataluña y la posición del PSOE ante el independentismo no monopolice el encuentro. En el lado opuesto, el equipo de La Moncloa comandado por el jefe de gabinete del presidente, Iván Redondo, proclive a la cita en Atresmedia (con Vox) para rentabilizar el miedo a la derecha. En medio, entre dos aguas, el ministro de Fomento y director de la campaña, José Luis Ábalos. Un enfrentamiento entre dirigentes que hace tiempo que dura.
Cuando la Junta Electoral Central facilitó el pretexto al equipo de Ferraz para hacer valer su estrategia, el PSOE se precipitó en anunciar que el debate sería en la televisión pública sin antes organizar la agenda del presidente para hacer materialmente inviable dos debates. Sin embargo, su disponibilidad quedó al descubierto.
Este jueves, después de haber informado el día anterior que serían los partidos políticos quienes deberían ponerse de acuerdo en la fecha del debate y de que el PSOE anunciara que Sánchez sólo acudiría a uno, TVE comunicaba unilateralmente, y por sorpresa, que se celebraría el mismo día que Atresmedia tenía fijado desde hace semanas para el suyo. Decisión de Rosa María Mateo, administradora única de TVE, que reforzaba la estrategia de Ferraz: un solo debate, sin Vox y en TVE.
Sin coartada
La decisión soliviantó a la oposición por la instrumentalización que el PSOE hacía de la televisión pública en favor de su candidato y Sánchez quedaba ante la opinión pública sin coartada: era el candidato que se negaba a debatir.
Convertido el debate en un bumerán de imprevisibles consecuencias contra el presidente, su equipo en La Moncloa estuvo todo el día de ayer maniobrando para buscar una salida al desaguisado que torcía la campaña tranquila y sin sobresaltos que pretende el candidato socialista.
Al final, igual que TVE cedió a las presiones de Ferraz para que se apropiara de la fecha reservada por Atresmedia, ahora ha terminado cediendo a las de La Moncloa y Rosa María Mateo ha aceptado cambiar de nuevo la fecha para hacer el debate de TVE compatible con el de Atresmedia, como le exigían todos los líderes de la oposición.
La independencia, neutralidad y credibilidad de TVE ha quedado por los suelos, pero poner a la televisión pública otra vez a su servicio era la única alternativa que le quedaba a Sánchez para intentar romper la imagen instalada en los españoles de que él era el único candidato que se negaba a debatir. Aún hay un 40 % de indecisos, la victoria no está asegurada y la nefasta gestión del debate se había convertido en una bomba de neutrones.