Crisis industrial

Los trabajadores de Alcoa contra Yolanda Díaz: «Lleva pasando de nosotros desde que es ministra»

Los once días de huelga en Alcoa valen su precio en aluminio: dejarán 38.000 toneladas almacenadas
Manifestación contra el cierre de Alcoa y Vestas
Eduardo Segovia
  • Eduardo Segovia
  • Corresponsal de banca y empresas. Doctor y Master en Información Económica. Pasó por El Confidencial y dirigió Bolsamanía. Autor de ‘De los Borbones a los Botines’.

La situación de la planta de Alcoa en San Cibrao (Lugo) cada vez es más crítica, pero el Gobierno no mueve un dedo para intentar salvarla. Algo que ha indignado al comité de empresa, que asegura que «Yolanda Díaz lleva pasando de nosotros desde que el ministra de Trabajo». Una actitud especialmente dolorosa para ellos, puesto que Díaz es gallega y proviene del mundo sindical.

Los trabajadores se sienten abandonados por el Ejecutivo de Pedro Sánchez mientras cada mes que pasa se incrementa la probabilidad del cierre de la planta de aluminio. Ésa es la razón por la que convocaron una huelga a principios de mes, aunque tampoco han conseguido una respuesta gubernamental.

Cabe recordar que se ha llegado a esta situación crítica por culpa del Gobierno, concretamente de la SEPI, que se echó atrás en su promesa de comprar la planta para revenderla a un tercero. Una operación que contaba con el plácet de Alcoa (aunque había que negociar las condiciones) y, sobre todo, con un comprador interesado: el conglomerado británico GFG (Liberty). Ahora, ya no es puede contar con él desde que vio envuelto en el escándalo de la quiebra de la financiera Greensill.

«A Raül Blanco [secretario general de Industria] sólo le preocupa Nissan. Lo que no está en Barcelona le da igual, él viene del PSC», señala una fuente sindical que critica la incapacidad de Blanco para encontrar inversores para Alcoa.

Otro papelón del Gobierno en este asunto es la reunión de la ministra de Industria, Reyes Maroto, con el presidente de la empresaRoy Harvey, en Pittsburgh (EEUU), de la que salió diciendo que Alcoa se había comprometido a vender la planta de Lugo. La propia compañía tuvo que salir a desmentirlo inmediatamente después.

El cierre, cada vez más probable

El problema es que, mientras el Gobierno no hace nada o hace el ridículo, la situación empeora constantemente. La sentencia del Tribunal Supremo confirmando la nulidad del ERE de 524 trabajadores que había planteado supone otra dificultad para Alcoa, que se suma al elevado precio de la luz, la causa de que la planta tenga pérdidas (la fabricación de aluminio es electrointensiva).

Fuentes conocedoras de la situación explican que, después de los problemas que han tenido las plantas de Avilés y La Coruña después de que Alcoa las vendiera, la venta de la de Lugo ya no es la opción preferida por la compañía. Además, ninguno de los potenciales compradores de los que se ha hablado, como AlibéricoTrafigura, ha terminado de mostrar interés real por la operación.

Ante todas estas dificultades y ante la inacción del Gobierno, todo apunta a que Alcoa acabará por tirar la toalla y cerrará la planta. Algo que tendría unas consecuencias desastrosas para la comarca gallega de A Mariña, cuya economía depende principalmente de Alcoa, y para la industria española en general, dado el nefasto mensaje que se lanza a las multinacionales. Un mensaje que también envía la decisión de la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera, de no autorizar la planta de uranio que Berkeley pretendía desarrollar en Salamanca.

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