Manual del emprendedor: cómo gestionar la vuelta de vacaciones en tu negocio

Vacaciones
(Foto: iStock)

Los días posteriores a las vacaciones de agosto son complejos para toda organización. Aunque en la mayoría de empresas sigue habiendo algún tipo de actividad, ésta es a un ritmo menor. Normalmente, estos meses de menos carga se aprovechan para realizar pequeñas tareas más de tipo administrativo y para reorganizar aquellos aspectos que precisan de algún retoque. Ahora bien, en septiembre el ritmo vuelve a ser el habitual.

Volver a trabajar después de días de descanso y desconexión no siempre es fácil para todo el mundo. En un grupo, coexisten distintas formas de tomarse el retorno y hay que saber cómo gestionar este aspecto para que no se genere ningún problema y la compañía pueda proseguir de acuerdo a los objetivos marcados.

¿Cómo gestionar el retorno al trabajo?

Los aspectos que todo responsable debe de tener en cuenta a la hora de afrontar la vuelta después de las vacaciones son los siguientes:

  • Dejar un espacio para que todo el mundo se relacione: no es del todo recomendable que, desde el primer segundo, cada persona se ponga a su lugar de trabajo a acometer sus obligaciones. Es importante facilitar una interacción entre los miembros del grupo para que haya un momento de distensión y de restablecimiento de las relaciones. Aunque se haya estado durante casi un año trabajando juntos, la separación causada por las vacaciones implica tener que establecer de nuevo una conexión. Por lo tanto, se recomienda permitir que cada uno pueda explicar y compartir sus vivencias.
  • Preparar algún tipo de actividad: para reactivar la conexión entre los miembros del equipo, se puede proponer alguna actividad para facilitar la relación, ni que sea un pequeño almuerzo.
  • Facilitar un plan de las acciones más próximas a acometer: el responsable de cada equipo o grupo debe de haber realizado, antes de marchar de vacaciones, un plan de desarrollo de las acciones a realizar justo al volver y su secuencia temporal. Sirve para que cada persona sepa qué tiene que hacer y en qué plazo para, de esta forma, facilitar la organización del tiempo de acuerdo a ello.
  • Conocer el estado de ánimo de cada uno: no todos los trabajadores vuelven con los mismos ánimos. Hay tantas circunstancias como personas: puede haber tristeza por no haber aprovechado el tiempo libre como se esperaba; recelo de volver al trabajo; no presentar ningún problema y hasta estar motivado por volver a la rutina…
  • Confeccionar equipos de acuerdo a las respuestas recibidas: de acuerdo al punto anterior, la forma de tratar y gestionar a cada persona será distinta. Los que lo estén pasando peor pueden tener la compañía de otros más motivados para que estiren de ellos, por ejemplo. Es vital formar grupos que, de forma conjunta, entre unos y otros, saquen adelante el trabajo.

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