Los inversores no están preocupados por España, pero sí por los impuestazos de Sánchez
«A Pedro Sánchez le ha venido Dios a ver en economía», asegura un reputado analista. La combinación de una serie de circunstancias ha hecho que se alineen los astros y que nuestra economía esté resistiendo mejor que las grandes de Europa el cambio de ciclo. Por ello, los grandes inversores internacionales no están nada preocupados por España, pero sí por algunas medidas concretas como los impuestazos a la banca y las energéticas.
El FMI explicaba muy bien en su informe de este viernes esa conjunción de factores que sonríen a Sánchez: «El fortalecimiento del poder adquisitivo de los hogares, el aumento del consumo público y el sólido desempeño de las exportaciones de servicios, tanto turísticos como no turísticos». Es decir, las subidas salariales más el ahorro que aún queda de la pandemia, el gasto público y el turismo.
«España recibió 80 millones de turistas en 2023, cada año mete un millón más de personas de entre 15 y 30 años a la economía, y tiene los fondos europeos. A eso se suma que Reino Unido va fatal y la gente busca salirse e invertir en otros países con mejor situación», explica un analista de la City de Londres. «En fin, a este Gobierno le viene todo de cara, al contrario que a Rajoy», concluye.
«España se está italianizando: las empresas van a lo suyo e ignoran la política, es decir, la actividad económica va por un lado y la política por otro. Por eso, España va bien a pesar de todas las medidas antimercado del Gobierno», añade otro analista.
Por eso, España no preocupa a los grandes inversores. Ni siquiera nuestra explosiva situación política. «¿La amnistía? ¿La corrupción? ¿El referéndum? Nadie nos pregunta por esos temas, no existen fuera de nuestras fronteras», asegura el director de relaciones con inversores de una empresa del Ibex.
Deuda pública
Algo más preocupa la situación de nuestras finanzas públicas, en especial la deuda pública. El propio FMI pone el acento en ese asunto y plantea lo que llevan mucho tiempo diciendo los economistas españoles: si no has aprovechado las vacas gordas para reducir el déficit, ¿qué va a pasar cuándo lleguen las vacas flacas?
Es decir, Sánchez, con un récord de ingresos por impuestos -por no deflactar la tarifa del IRPF con la inflación, por la creación de nuevas figuras y por la subida de otras-, ha reducido mínimamente el déficit debido a que el gasto público sigue desbocado. Y recuerden que lo quería elevar otro 9,3% en los Presupuestos de 2024 que finalmente no verán la luz.
Ya saben, la demagogia populista típica de la izquierda: recortes no, austericidio, esas cosas. A gastar, a gastar, que el mundo se va a acabar. 2.000 millones de euros para entrar en Telefónica por aquí, 28 millones para fichar a Broncano por allí, chiringuitos, observatorios y así hasta el infinito y más allá.
Como decíamos, este asunto preocupa algo más en los foros internacionales. Pero en realidad donde lo siguen es en Bruselas y, sobre todo, en Alemania, que no está dispuesta a que los países del Sur vuelvan a las andadas de los déficits desbocados de la época de Zapatero. La pandemia, bien, vale, pero ya no vale seguir escudándose en eso y hay que volver a la disciplina.
Pero los inversores miran la prima de riesgo de España y la ven en 80 puntos básicos, así que se despreocupan. Sí, ya sabemos que ese diferencial de la deuda pública con la alemana puede dispararse sin previo aviso, pero de momento nadie lo espera. El Tesoro tiene que pagar algo más en sus emisiones, pero las coloca sin problemas. Y hay otros países más grandes con problemas en sus cuentas públicas, como Francia e Italia.
Energía y banca
Ahora bien, sí hay dos sectores en España que preocupan a los inversores internacionales: el energético y la banca, por los impuestos «temporales» que el Gobierno quiere hacer perpetuos. «Por lo único que nos preguntan los analistas es por el impuesto», afirma un directivo de uno de estos sectores.
Y es que los días de vino y rosas de ambos están empezando a torcerse. En el caso de la banca, por las rebajas de los tipos de interés del BCE que se esperan a partir de junio. Algo que reducirá sus márgenes, aunque el sector confía en que la financiación más barata incentive la demanda de crédito y que lo que pierda por margen lo gane por volumen. Veremos.
En cuanto a las energéticas, los precios de la electricidad se han desplomado, como es sabido, y el del gas anda por la zona de los 30 euros. Lo cual implicará necesariamente una reducción de sus ingresos. Es verdad que el petróleo ha superado los 90 dólares por los recortes de la OPEP y la tensión en Oriente Medio. Pero, salvo un conflicto a gran escala, nadie espera que vaya mucho más allá.
Por tanto, las cuentas de ambos sectores van a sufrir a partir de ahora, por lo que el impuesto puede acabar de fastidiarlas. Su esperanza es que, si finalmente se convierten en permanentes, se modifiquen y se apliquen sobre beneficios y no ingresos, o que se introduzcan deducciones por inversiones verdes. Las eléctricas, además, quieren meterlo dentro de la negociación de la remuneración de las redes. Pero, de momento, el Gobierno no les ha hecho ninguna propuesta al respecto. Y conociendo el percal, se temen lo peor.