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Teresa Ribera se va a Europa pero quiere dejar atadas la CNE y Redeia

Teresa Ribera, Europa
Eduardo Segovia
  • Eduardo Segovia
  • Corresponsal de banca y empresas. Doctor y Master en Información Económica. Pasó por El Confidencial y dirigió Bolsamanía. Autor de ‘De los Borbones a los Botines’.

Una buena noticia, para variar. Nos vamos a librar de Teresa Ribera, nuestra talibán del cambio climático y de la transición ecológica, que pone rumbo a Europa, donde espera ser comisaria de Energía. Ahora bien, antes de irse quiere dejarlo todo atado y bien atado, como Franco, en especial la cúpula de Redeia (Red Eléctrica) y de la nueva Comisión Nacional de la Energía que se ha empeñado en crear para que ella y su maridito mangoneen el sector energético español.

«Ribera está de salida, ya sólo piensa en Europa y se ha desentendido de todas las cuestiones de política energética española», asegura una fuente cercana a su departamento.

Pedro Sánchez, Teresa Ribera
Pedro Sánchez y su ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera.

El objetivo de Ribera es ocupar ese cargo en la nueva Comisión Europea que se nombrará el próximo otoño. Pedro Sánchez aún no ha decidido si también va a encabezar las listas a las elecciones al Parlamento Europeo del 9 de junio o si directamente la va a proponer como comisaria en las negociaciones entre países que se abrirán posteriormente.

No es necesario ser eurodiputado para entrar en la Comisión y, además, hasta ahora Sánchez se decanta por Josep Borrell -cuyo mandato como Alto Representante de la Unión para Política Exterior y de Seguridad también concluye este año- para la cabeza de la lista.

Ribera, no tan bien vista

Si al final Sánchez se decanta por Ribera en las elecciones, nos libraremos de ella en junio; si no, habrá que esperar al menos tres meses más. Tampoco va a ser tan fácil colocarla en Europa. El mantra del PSOE es que Ribera tiene muy buen cartel para pilotar la transición energética europea, pero la realidad no es ni mucho menos así, aunque España tenga derecho a colocar algún comisario en el nuevo Ejecutivo comunitario.

Para empezar, la obsesión climática con que empezó su mandato Ursula von der Leyen ha perdido mucha fuerza y, además, han hecho mella las presiones de la industria europea para una transición «justa» que no ponga en peligro el empleo y las inversiones. Además, tras la guerra de Ucrania la seguridad del suministro ha pasado a ser prioritaria. A lo cual hay que sumar el fracaso del coche eléctrico y la marcha atrás de muchas marcas en sus ingentes planes de fabricación de estos vehículos.

Ursula von der Leyen, Europa
Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea. (Foto: Ep)

En estas circunstancias, una fanática como Ribera no va a tenerlo fácil, salvo que renuncie a sus principios como Nadia Calviño: desde que se ha ido al BEI, presta dinero hasta para construir nucleares. Así es el socialismo de Sánchez: estos son mis principios y, si no le gustan, tengo otros, como decía Groucho Marx. Y no hay que olvidar que Von der Leyen es conservadora y que tiene un estilo muy presidencialista, en el que la mayoría de los comisarios no pinta nada.

Tareas pendientes

Pero, hasta que se marche a Europa, a Ribera le queda todavía tarea en España para culminar sus ambiciones. Como les contamos en OKDIARIO, la segregación de la nueva Comisión Nacional de la Energía de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) donde la incluyó Rajoy fue un gol que le metió Ribera a Calviño para quitarle el control de la política energética.

Un control que seguirá ejerciendo el legítimo de Ribera, Mariano Bacigalupo, cuando ella se vaya a Bruselas. Como recordarán, Bacigalupo -hijo del famoso juez Enrique Bacigalupo del caso Sogecable y que posteriormente defendió a Leo Messi en sus delitos fiscales- pasó de ser consejero de la CNMC a serlo de la CNMV (Comisión Nacional del mercado de Valores, la policía de la Bolsa), pese a no tener ni idea del tema para asegurarse seis años más chupando del erario público. Un enchufe que revisará el Supremo, por cierto.

Mariano Bacigalupo, marido, Teresa Ribera
Teresa Ribera y Mariano Bacigalupo.

El otro asunto que tiene que resolver es la presidencia de Redeia, el absurdo nombre que ha puesto Beatriz Corredor a Red Eléctrica de España (es lo único que ha hecho en la presidencia aparte de ir a aplaudir a Sánchez a todos sus actos públicos). Como también les adelantamos aquí, el Gobierno quiere cargarse a Corredor, pues considera que ya ha ganado suficiente dinero (más de 2 millones de euros) en el puesto y que ya es hora de pagar favores a otro.

Las nominadas

Corredor se resiste a quedarse sin el chollo y tira de amistad con el presidente (fue de las pocas que creyó en él cuando tuvo que dejar la secretaría general del PSOE). Y mientras se decide, Redeia debe de ser la única empresa del Ibex que aún no ha convocado su junta de accionistas.

Red eléctrica, Beatriz Corredor
Beatriz Corredor, presidenta de Red Eléctrica.

Para ocupar estos puestos, Ribera quiere colocar a sus dos delfines: María Jesús Martín Martínez, ex directora general en el Ministerio y sustituta del propio Bacigalupo en el consejo de la CNMC; y Natalia Fabra, hija del expresidente de Red Eléctrica Jorge Fabra y autora de la famosa propuesta de reforma del sistema eléctrico europeo que la UE se pasó por el arco del triunfo (otro borrón en el expediente de Ribera).

Las fuentes consultadas apuestan por la primera como presidenta de la CNE y la segunda para Redeia: «Fabra es más académica y en un organismo de nueva creación hay que trabajar mucho», por lo que encaja mejor en un puesto en el que no hay que hacer ni el huevo, el que actualmente ocupa Corredor. Aunque tampoco se puede descartar alguna sorpresa.

Inversión en redes y Naturgy

Más allá de a quiénes coloque, Ribera deja unos cuantos marrones pendientes que tendrá que resolver antes de irse… o que se comerá su sucesor. El primero y fundamental es la mejora de la remuneración de las redes de electricidad (la de Redeia y las de las grandes eléctricas) para que se realice la imprescindible inversión en su ampliación y mejora: si no, ni coche eléctrico, ni autoconsumo, ni data centers, ni nada.

Red eléctrica, inversión
Torres de electricidad (Foto: GETTY).

El problema es que esa subida se paga en el recibo de la luz, independientemente del consumo y del precio del MWh. Por cierto, el MWh se ha hundido por el exceso de renovables, cuya rentabilidad garantizada también implicará otra alza del recibo o subvenciones públicas en el futuro. Otra opción es quitar el impuestazo a las energéticas, pero aquí Ribera cuenta con el apoyo de la otra talibán del Gobierno, Yolanda Díaz.

El que quizá pueda respirar por fin es Francisco Reynés, cuyo proyecto Géminis de dividir Naturgy en dos empresas ha sido rechazado furibundamente por Ribera no se sabe muy bien por qué. Sin ella, quizá pueda poner en marcha este alivio para CVC, que se ha quedado colgado de la brocha en el accionariado tras la venta del 20% de GIPBlackRock.

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