El precio de la luz se va a cero y confirma la burbuja de las renovables fomentada por el Gobierno
El precio de la luz será de cero euros durante 17 horas este Jueves Santo, una situación que se viene repitiendo de forma recurrente en las últimas semanas gracias a la fuerte generación de energías renovables. En especial, de eólica e hidráulica gracias al temporal que atraviesa España. Pero esto implica una nula rentabilidad pare estas plantas y confirma el suicidio que supone el exceso de renovables impuesto por el Gobierno.
Al entrar más electricidad renovable de la que absorbe el sistema, las diferentes compañías que operan los parques eólicos y fotovoltaicos tienen que competir para colocar su energía. La consecuencia de ese exceso de renovables es que el precio de la luz se hunde es incluso se va a cero porque la demanda tampoco es lo suficientemente grande para sostenerlo.
De hecho, esta enorme generación de energías renovables está expulsando a la nuclear del mercado eléctrico: no está operando a plena potencia desde el 21 de febrero. Con un precio de la luz tan bajo, a las centrales nucleares no les interesa generar porque les supondría hacerlo a pérdidas, así que prefieren parar o reducir su carga.
Esta situación pude tener consecuencias desastrosas, al haber una enorme oferta con coste marginal cero porque todos los proveedores están tirando los precios; de ese modo, sólo va a ganar dinero el que pueda aprovechar los días en que haya poco viento o sol. Otra consecuencia inevitable, según fuentes del sector, es que, si las nuevas instalaciones son ruinosas por ese exceso de capacidad, habrá que subvencionarlas con dinero público para que no quiebren.
Inversión disparatada
Para entender cómo hemos llegado hasta aquí, debemos partir del fuerte incremento de la capacidad renovable instalada en los últimos años. En especial, de energía solar, porque su construcción es más barata y hay estudios históricos de las horas de sol en cada zona (no así del viento). Se han invertido unos 15.000 millones de euros en renovables al calor de la rentabilidad garantizada del 7,1% al año, que el consumidor paga en el recibo cuando el precio no es suficiente para alcanzarla.
De esta forma, este tipo de generación eléctrica pasó de suponer el 29% del total de potencia instalada en 2018 al 42% en la media de 2022 (incluyendo sólo solar y eólica; hay otras renovables, pero suponen porcentajes muy pequeños).
El PNIEC (Plan Nacional Integrado de Energía y Clima) de Teresa Ribera pretende que se siga invirtiendo en renovables para incrementar ese porcentaje de potencia instalada hasta el 81% nada menos en 2030. De hecho, en las últimas semanas las renovables han llegado a suponer el 70% de toda la producción eléctrica real (no de la capacidad total, que es mucho mayor).
El problema de tener tantas instalaciones renovables es que el sistema eléctrico no puede absorber toda la electricidad que producen. Como informó OKDIARIO, en 2022 sólo se utilizó el 68,7% de la capacidad de producción fotovoltaica y el 59,6% de la eólica.
¿Por qué? En primer lugar, porque la red eléctrica, pese a que se ha avanzado en la electrónica del sistema para facilitar la integración de las renovables, no da más de sí. En segundo lugar, porque es necesario tener una energía de reserva fiable siempre conectada para evitar apagones, ya que no siempre sopla el viento ni hace sol. Algo que sólo proporcionan la nuclear y los ciclos combinados (la electricidad generada quemando gas), instalaciones que no se pueden encender y apagar cada cinco minutos: si arrancas un ciclo combinado, tienes que dejarlo todo el día, y eso deja fuera mucha generación renovable.
Además, las renovables generan problemas de estabilidad en la red por las meras leyes de la física, con conceptos bastante complicados como la inercia, la frecuencia y el equilibrio activa-reactiva. Esto significa que no se puede ni se podrá nunca generar el 100% de la electricidad con renovables.
Hacia las subvenciones
La lógica dicta entonces reducir esa capacidad o, al menos, no incrementarla. En cambio, si se sigue aumentado la capacidad instalada de renovables, cada vez sobrará más y se utilizará un porcentaje menor de la misma, y el precio de la luz tenderá a cero en circunstancias climáticas como las actuales.
Eso obligará a tomar medidas. Una de ellas puede ser eliminar la rentabilidad garantizada (con lo que quebrarían), que ya empezó a reducir el Gobierno el año pasado por el efecto contrario: la luz estaba demasiado cara. La otra es que sea subvencionada con dinero público, que es por la que apuestan los expertos consultados.
Existen dos posibilidades para evitar el desastre que se avecina para las renovables. Una es exportar la energía que nos sobra a Francia y al resto de Europa. Pero los demás países quieren proteger a sus productores nacionales y por eso no quieren aumentar las interconexiones con España. Otra sería crear enormes almacenamientos donde guardar ese exceso de producción, algo que no es posible en la actualidad ni va a serlo durante bastantes años.