Interminables colas en la famosa pastelería Nunos para comprar su roscón de Reyes

Roscón de Reyes Nunos
José Fernández, maestro pastelero de Nunos

A las 9 de la mañana de este viernes la cola de clientes de la conocida pastelería Nunos ya daba la vuelta a la esquina de Sáinz de Baranda. Esta noche es la cena de Reyes y todo el mundo quiere tener uno de los roscones más famosos de Madrid. “Caros, pero realmente deliciosos”, comentan algunos clientes. Los fabricantes industriales del Roscón de Reyes esperan registrar un aumento de sus ventas próximo al 5% este año.

Para llevar la perfección a la cena más esperada del estrenado 2018, lo mejor es apostar por el roscón elaborado de manera artesanal. Eso lo saben los clientes de Nunos, ubicada en el barrio madrileño de Retiro, y por ello hacen un buen rato de cola a las puertas del establecimiento. Das igual si hace frío o llueve, allí están esperando su turno para llevárselo a casa para su familia y acompañarlo de un buen chocolate.

Los fabricantes industriales del Roscón de Reyes esperan registrar un aumento de sus ventas próximo al 5% este año, lo que haría que el consumo en España superase los 29 millones de unidades. Sin embargo, el maestro pastelero-chocolatero José Fernández, propietario de la pastelería madrileña junto a su mujer, trabaja los roscones de manera tradicional en un obrador que no puede superar las cifras de la producción industrial.

Algunos clientes con los que ha hablado OKDIARIO comentan que, efectivamente, es «una pastelería bastante cara y los roscones de Reyes también, pero son los mejores del barrio». Sin embargo, no sólo los vecinos de Retiro acuden al obrador de la calle Narváez, también vienen de otras zonas de Madrid tras haber hecho su encargo.

No obstante, comentan desde Nunos que están recibiendo más pedidos de particulares y empresas, y este año perciben un aumento del tamaño del roscón más vendido, que en 2017 fue el de medio kilo y este año se disputan el primer lugar el de tres cuartos y el de kilo.

Su colección de roscones 2018 está inspirada en el mundo de los piratas, con un mapa del tesoro comestible como cubierta, una botellita de ron como sorpresa y rellenos que van desde el chocolate con fresas al de chocolate con maracuyá y mango.

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