Industria alimentaria

España multiplica por 5 la compra de residuos de la industria alimentaria de Marruecos en la era Sánchez

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Pedro Sánchez, presidente del Gobierno.

España quintuplica la compra de subproductos alimentarios marroquíes durante la era Sánchez. En concreto, la importación de los llamados residuos de la industria alimentaria -harina, polvo o pellets- que llegan de Marruecos han pasado de 5,4 millones de kilos en 2019 a 29,5 millones en 2023. En cuanto al montante, el Gobierno ha pagado al país africano más de 43 millones de euros, un incremento del 746% respecto a 2019, donde el gasto fue poco más de cinco millones. Un incremento de precio superior al que se produce en cantidad.

Si se compara con el ejercicio anterior, España duplicó sus importaciones por 2, con un total de 15,9 millones de kilos; y un gasto de 22,8 millones de euros. Es decir, un incremento de más del 90%, según la base de datos de estadística del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo. 

Los subproductos alimentarios pueden incluir una variedad de productos como residuos de frutas y verduras, pulpas, cáscaras y otros materiales que, aunque no se utilizan directamente para el consumo humano, pueden tener aplicaciones en la industria de alimentos para animales, compostaje, o como materias primas para otros procesos industriales. 

En este sentido, los desechos alimentarios tienen una amplia gama de aplicaciones en diferentes sectores. Por ejemplo, en la alimentación animal –uno de los destinos principales de estos residuos alimentarios-. Residuos como cáscaras, pulpas, y restos de frutas y verduras se utilizan para producir piensos para ganado, aves y otros animales.

Algunos subproductos contienen compuestos valiosos que se pueden extraer y se utilizan como aditivos alimentarios, colorantes naturales, antioxidantes, y otros ingredientes en la industria alimentaria. También pueden servir como materia prima para la obtención de productos químicos de alto valor, como ácidos orgánicos, enzimas, y biopolímeros. Cabe destacar que España ha visto afectadas durante la guerra en Ucrania sus importaciones de cereal desde ese país, y que lo destina habitualmente al consumo animal.

Además, los residuos alimentarios son una excelente materia prima para la producción de compost, que se utiliza como fertilizante orgánico en la agricultura -ayuda a mejorar la calidad del suelo y promueve prácticas agrícolas sostenibles-. En el caso de los residuos ricos en carbohidratos, como pulpas de frutas y cáscaras, pueden fermentarse para producir bioetanol, que se utiliza como biocombustible.

De la misma manera, los subproductos orgánicos pueden ser utilizados en la producción de biogás mediante procesos de digestión anaeróbica -proceso en el que los microorganismos descomponen material biodegradable en ausencia de oxígeno-. Asimismo, el biogás puede utilizarse como fuente de energía renovable. 

En sectores como el farmacéutico, los subproductos pueden contener nutrientes y compuestos bioactivos que se utilizan en la fabricación de cremas, suplementos vitamínicos, medicamentos o para la fabricación de productos cosméticos. 

Algunas fibras y celulosas de los subproductos mencionados pueden reutilizarse en papel y cartón, y en la fabricación de envases biodegradables -ofreciendo una alternativa sostenible a los plásticos tradicionales-. A bote pronto, la importación de este tipo de género puede parecer extraño, pero la reutilización de subproductos alimentarios reduce el desperdicio y los costos de producción y contribuye a la sostenibilidad y la eficiencia en la gestión de los recursos o, dicho de otra forma, en el fomento de la economía circular. 

Era Sánchez

Cuando Pedro Sánchez entró en el Gobierno, la economía agrícola marroquí comenzaba a desarrollarse. En concreto, entre 2008 y 2018, el peso del PIB agrícola osciló entre el 12% y el 14%, con una media de 12,8%. La contribución de este sector creció de manera notable pasando de 7,3% a cerca de 17,3%, según datos del Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. 

A día de hoy, el sector agroalimentario marroquí en su conjunto aporta alrededor de un 19 % del PIB total -incluyendo, además de los sectores primarios, la industria alimentaria-, según datos de ICEX España. A nivel nacional, el sector agrícola es la primera fuente de empleos, seguido de lejos de otros sectores económicos.  Las importaciones de alimentos y bebidas en Marruecos han aumentado a un ritmo muy por encima que las exportaciones, duplicando su valor en sólo 5 años. 

Como consecuencia, 2022 se situó como el primer año con saldo comercial deficitario, motivado en gran parte por las malas condiciones climatológicas de 2021. En las importaciones marroquís desde España, una gran cantidad de grupos TARIC cuentan con incrementos de más de un 200%, como por ejemplo los lácteos, el café e infusiones, las harinas, las grasas y aceites animales, las preparaciones de carne y pescado o las preparaciones a base de cereales, entre otras. 

En los últimos 5 años, un 26,24 % de las exportaciones marroquís en el sector alimentario tuvieron como destino España, lideradas por tres grupos de alimentos – pescados, frutas y verduras-. Por tanto, no es de extrañar que en muchos de los grupos analizados España sea el primer o segundo socio comercial de Marruecos. 

Agricultores españoles

Por su parte, los agricultores españoles, en los últimos meses, han mostrado su desconfianza con el presidente del Gobierno y consideran que tanto ellos como los consumidores deberían estar presentes en las inspecciones de los alimentos importados del extranjero, especialmente los que provienen «del norte de África» -Marruecos, Argelia y Túnez-. Para el sector agrario, los controles fronterizos deberían contar «con una corresponsabilidad para tranquilizar tanto a consumidores como a los productores». 

Aumentar el control fronterizo de Marruecos es una de las reivindicaciones que los agricultores están defendiendo en las protestas. El sector reclama que los productos importados tengan los mismos requisitos que los comunitarios, pero también avisa de que la falta de inspecciones causa que entren alimentos con niveles de pesticidas que superan los límites establecidos por la normativa europea.

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