El escándalo sexual de Weinstein arrasa la reputación de Marchesa, la compañía de lujo de su esposa
La reputación de Marchesa, la firma cofundada en 2004 por Georgina Chapman, esposa del productor de cine Harvey Weinstein, acusado de acosar sexualmente a actrices y exempleadas, está seriamente dañada tras la caída del productor de Hollywood. El divorcio ya ha sido anunciado, sin embargo, será complicado que que la compañía textil de lujo sea capaz de despojarse del lastre de una de las las noticias más mediáticas y graves del mundo de la industria del cine.
Las consecuencias de este escándalo sexual no están arrastrando al abismo no solo a la compañía de Weinsten, sino también a la de su esposa. Chapman ya ha anunciado que va a divorciarse del productor tras conocer los hechos denunciados por actrices de la talla de Angelina Jolie, sin embargo, la firma de lujo que dirige ya se ha visto negativamente afectada.
El boicot ha comenzado y eso es posible que afecte a las cuentas de la compañía. La reputación de Marchesa está en entredicho, muchas actrices de Hollywood han elegido la firma de Chapman para pasearse por las alfombras de todo el mundo, ahora la pregunta que corre por los mentideros couché es si Weinstein ha presionado a las intérpretes a llevar los diseños de su mujer.
Pedro Mir, profesor de Fundamentos de Marketing de ISEM Fashion Business School, explica que el daño a la reputación de Marchesa ya está hecho, pues “muchas marcas de moda están personificadas en el autor, diseñador o fundador y la marca se puede ver afectada ante cualquier evento que esté relacionado con la persona que lleva su nombre”.
Señala, además, que hay una asociación de la marca a la persona y en este caso “el público ha relacionado correcta o incorrectamente la marca a unos sucesos que le afectan directa o indirectamente”.
Por su parte, Inmaculada Urrea, consultora de moda y experta en branding, señala que «Weinstein no es Marchesa, al final el escándalo afectará a la marca de manera relativa porque la firma de moda es de su mujer y no de él». Y añade: «No olvidemos que la mujer, supuestamente, es también víctima de este productor de cine y que ella no sabía nada».
«¿Le puede afectar?», se pregunta Urrea, «dependerá del afecto que las mujeres que compran Marchesa tengan a la marca, porque habrá mujeres a las que no le importe». Por otro lado, la experta hace hincapié en que «el mundo de la moda olvida pronto» y pone como ejemplo el escándalo de consumo de drogas que salpicó a Kate Moss. «Al principio se cancelaron algunos contratos, pero luego todo se olvidó».
Las acusaciones destapadas por The New York Times han puesto en jaque proyectos miles de dólares de la compañía de Weinstein porque Disney, Amazon o Apple han roto o paralizado los contratos que tenía con la productora. Además, la firma, intentando poner un cordón sanitario a la crisis de reputación que atraviesa, ha echado a Harvey Weinstein con cajas destempladas.
La semana pasada, la Academia de las Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood expulsó a Weinstein por las acusaciones sobre agresiones sexuales. Una medida que fue aprobada el sábado tras una junta de urgencia, lo que convierte el caso en un hecho sin precedentes.
La misma crisis de reputación está afectando a Marchesa y ésta ha intentado frenar el boicot a su marca anunciando el divorcio de Chapman y Weinstein, pero hace falta mucho más que una separación. Mir explica que “cuando hay una crisis de reputación, hay diversas formas de actuar: una de ellas es tener un buen plan de comunicación donde se aborde el tema de forma abierta y rigurosa para dar las explicaciones pertinentes al público”.
No parece que este plan se esté llevando a cabo, pues el perfil de Instagram de la empresaria está petrificado y no se ha movido desde el pasado 6 de octubre, día en el que saltó al tabloide estadounidense el huracán Weinstein.
Lo que en un principio fue un golpe de efecto para la firma nupcial, ahora se ha convertido en una pesadilla. No habrá manera humana de que el público y la industria del cine olvide que el nombre de Marchesa estaba íntimamente ligado a uno de los mayores escándalos sexuales del mundo.
Weinstein era un asiduo en los desfiles de su mujer, de hecho, se sentaba junto a la editora de Vogue USA, Anna Wintour, en la mayor parte de las presentaciones a prensa y público. Además, la diseñadora y su hermano Edward Chapman han colaborado con el empresario cinematográfico en el relanzamiento de la licencia de la enseña de alta costura Charles James, una firma que Weinstein adquirió en 2014.
Penélope Cruz, Sandra Bullock, Olivia Wilde, Jennifer Hudson o Heidi Klum son algunos de los nombres que han vestido los diseños de la compañía de Chapman, ahora habrá que esperar para saber si nuevamente se atreverán a lucirlos nuevamente.
“Los clientes decidirán en base a la opinión que se hayan formado acerca de la marca y los acontecimientos, una marca debe actuar si quiere mejorar su imagen en el caso de que haya sido dañada”, concluye el profesor Mir.
El hecho de que comience un veto, aunque sea de manera moral, a la firma de Chapman no es baladí, el hecho de que las intérpretes cinematográficas luzcan sus diseños tiene gran importancia en una marca como Marchesa. El profesor de ISEM Business Fashion School señala que “el hecho de que una persona famosa vista una prenda de un diseñador, evidentemente, hace de portavoz de la marca, y transfiere en cierta medida atributos del famoso a la marca”. Seguramente, este segundo aspecto mostrado por Mir será clave para que los nombres más reputados del cine de Hollywood no dejen a Marchesa en el olvido.