¿Debería el regulador del mercado español prohibir los cortos mientras la inflación esté disparada?
Como si fuera el Fantasma de las pasadas Navidades, Ray Dalio ha regresado. Bridgewater, el hedge fund que preside el veterano inversor estadounidense, el mayor del mundo, ha tomado posiciones bajistas esta semana contra algunas de las mayores multinacionales españolas cotizadas.
La firma de Dalio ha aprovechado la caída de los valores de las compañías en Bolsa, arrastrados por la inflación y los tambores de recesión a ambos lados del Atlántico, para tomar posiciones bajistas en Santander, BBVA, Iberdrola. Otros hedge funds han hecho lo mismo estos últimos días en Bankinter y Cellnex.
En marzo de 2020, cuando estalló la pandemia y el Ibex-35 sufrió la mayor caída de su historia, los bajistas -Bridgewater y compañía- apostaron cientos de millones de euros contra las grandes cotizadas españolas.
Entonces, el regulador del mercado español, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), al igual que otros reguladores europeos, prohibió operar a los bajistas.
Ahora que la inflación y la invasión de Ucrania amenazan la estabilidad de los mercados, ¿debería la CNMV tomar la misma medida y atar a los cortos?
Rodrigo Buenaventura, presidente de la CNMV, lo tiene claro: no es el momento. El viernes, en los cursos de verano de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, Buenaventura recordó que la medida adoptada en marzo de 2020 «fue excepcional y en consenso con el resto de reguladores europeos».
Preguntado por este periódico, el presidente del organismo indicó que, por mucho que suba la inflación, no está sobre la mesa imponer a los inversores la prohibición de operar en cortos.
En general, aceptados
Los inversores institucionales son los primeros en prestar atención a los movimientos de los fondos de cobertura, y los usan como indicadores a tener en cuenta a la hora de realizar sus inversiones.
Las gestoras, elección principal del pequeño inversor que no quiere operar en solitario, utilizan las operativas de los bajistas para ajustar sus posiciones y tener coberturas con las que evitar sobresaltos, protegiendo de este modo las posibles pérdidas en sus principales apuestas.
El Reglamento europeo sobre las ventas en corto determina que una autoridad competente podrá prohibirlas cuando «se hayan producido hechos o circunstancias adversos que constituyan una seria amenaza para la estabilidad financiera o la confianza del mercado en el Estado miembro en cuestión o en otro u otros Estados miembros».
Y también cuando la medida sea necesaria «para hacer frente a la amenaza y no tenga un efecto perjudicial sobre la eficiencia de los mercados financieros que resulte desproporcionado con respecto a las ventajas».
El 12 de marzo de 2020 el Ibex-35 cayó un 14%, la peor sesión de su historia, cerrando por debajo de los 6.400 puntos. Cuatro días después, la CNMV prohibió operar a los cortos durante un mes, medida que prorrogó durante otros 30 días, hasta mediados del mes de mayo de ese año.
Con anterioridad, en 2012, también la CNMV prohibió las posiciones cortas en los mercados secundarios españoles, durante un periodo de seis meses, por la crisis de la deuda soberana en la zona euro.
En la actualidad, el selectivo índice bursátil español cotiza sobre los 8.240 puntos, cuando hace un mes rozaba los 9.000.
Los bajistas «ayudan a mejorar la eficiencia de los mercados y la correcta formación de precios», considera Jorge González, director de análisis de Tressis. La actividad de los hedge funds «permite» que se incremente la liquidez «al dotar de profundidad a mercados poco líquidos», explica. «En general, su actividad es buena para el conjunto del sistema», afirma.
En compañías españolas del Ibex, consultadas por este periódico, de momento quitan hierro al ataque bajista. «No suelen durar mucho tiempo», comentan en una de las cotizadas, y recuerdan que los valores se recuperaron desde los mínimos alcanzados durante la pandemia y que la presión de los cortos se fue difuminando.
«Puede haber momentos en los que sea necesario actuar», dice el directivo de Tressis, «el regulador debe intervenir cuando hay riesgo sistémico». Pero en la actualidad, a pesar de todo, las Bolsas, opina Jorge González, «están funcionando con normalidad».