«Tenemos que prepararnos para una inflación más persistente» porque «evidentemente, la guerra cambia totalmente el escenario económico». Esa es la advertencia que está empezando a lanzar la vicepresidenta tercera y ministra de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño, para justificar el desastre económico. La idea es sencilla: los precios de la luz, la gasolina o la inflación se han disparado a consecuencia de la invasión de Rusia a Ucrania. Sin embargo, los indicadores desmienten este argumento. Todos los indicadores marcaban máximos antes de la invasión el pasado 24 de febrero.
En enero de 2022 el precio del litro de gasolina arranca en 1,480 euros. El 7 de febrero, semanas antes de la invasión de Rusia a Ucrania, la ministra de Economía se congratulaba. Según sus palabras, «la recuperación económica de España estaba en velocidad de crucero». Ese mismo día precio del litro de gasolina ya se encontraba en 1,559 euros.
En el caso de la luz, el precio lleva escalando de manera imparable desde el mes de julio de 2021. Sin embargo el mismo 7 de febrero, la luz anotaba un nuevo máximo histórico, alcanzando los 203,7 euros/MWh.
Ese mismo mes, antes de la invasión de Rusia a Ucrania, se dio a conocer uno de los datos más escalofriantes: el IPC. Este indicador, lejos de bajar, se sitúa en el 7,4%.