Crisis empresarial

Antolín necesita ampliar capital en al menos 300 millones para salir adelante, según sus acreedores

Antolín
Eduardo Segovia
  • Eduardo Segovia
  • Corresponsal de banca y empresas. Doctor y Master en Información Económica. Pasó por El Confidencial y dirigió Bolsamanía. Autor de ‘De los Borbones a los Botines’.

El Grupo Antolín necesita ampliar capital en al menos 300 millones de euros para poder reequilibrar su balance, refinanciar los 780 millones de deuda que vencen en los próximos trimestres y hacer frente al total de la misma, algo más de 1.900 millones, a juicio de algunos de los acreedores de la compañía burgalesa.

«Antolín necesita acometer una ampliación de capital significativa, de al menos 300 millones, para recuperar parcialmente el nivel de capital que tenía antes del covid: de 900 millones ha pasado a menos de 400 [328,3 millones, según sus últimos resultados]. Porque no ha recuperado las ventas ni los márgenes que tenía antes de la pandemia y la deuda se ha incrementado», sostiene una fuente conocedora de la situación.

Desde la compañía, por su parte, aseguran que esa ampliación no está sobre la mesa, y que «continúan centrados en el proceso de refinanciación», pero que «no hay nada de momento en otro sentido».

Frente a esa reducción del capital (fondos propios), la deuda de Antolín se ha disparado hasta más de 1.900 millones si se incluyen todos los conceptos (como leasing y factoring). De ellos, 780 millones vencen en los próximos trimestres y, aunque consiga refinanciarlos, lo hará a unos tipos de interés notablemente más altos que los que paga en la actualidad, lo que disparará sus costes financieros.

Por ello, los acreedores no ven otra salida que una ampliación de capital relevante por parte del mayor fabricante de componentes para automóviles de Europa. Esa era la solución que requería Celsa para que la familia Rubiralta mantuviera el control, sólo que en ese caso la ampliación tendría que haber sido mucho mayor, ya que la siderúrgica tenía patrimonio neto negativo. Al no disponer de ese dinero ni conseguir que nadie se lo prestara, los Rubiralta perdieron el control de la empresa, que pasó a ser propiedad de los fondos acreedores.

En el caso de Antolín, la intención de los acreedores no es quedarse con la empresa (que es propiedad al 100% de la familia Antolín), pero sí consideran que debe tomar medidas radicales para asegurar su continuidad y, por tanto, la devolución de su deuda sin quitas.

«Los acreedores quieren que la compañía tome medidas ahora que aún está a tiempo y que no espere a que sea demasiado tarde y entre en la espiral negativa de tantas otras empresas que han acabado mal», añaden las fuentes.

Situación delicada

Como adelantó OKDIARIO, en el primer trimestre de 2024, la compañía incrementó su Ebitda un 20% hasta 83 millones, un crecimiento notable pero que deja este resultado por debajo del que tenía antes del covid. Las ventas bajaron un 10% hasta 1.039 millones, algo que la empresa achaca a la caída de las ventas de coches y a las paradas de producción de muchos fabricantes. Pero lo más importante es que tuvo un flujo de caja negativo (salida de caja neta) de 54 millones en el trimestre.

Y con esos números, Antolín debe hacer frente a una deuda de más de 1.900 millones, de los que 780 millones vencen en 2026 y quiere refinanciar en los próximos trimestre: 250 millones en bonos con vencimiento en abril de ese año y 530 millones de un crédito sindicado que finaliza en marzo concedido por varios bancos.

Además, tiene otra emisión de bonos de 380 millones que vence en 2028. La deuda bancaria se completa con otros 90 millones en líneas de crédito y 15 millones en préstamos. A eso hay que sumar 100 millones con el BEI que preside Nadia Calviño y 10 millones con Cofides. Por último, tiene unos 240 millones en leasings y 300 millones en factoring. En total, algo más de los 1.900 millones citados.

De todo ello, lo más acuciante son los vencimientos de 2026. Respecto a los bonos, tenían un plazo de 5 años y un tipo de interés del 3,5%. Ahora, Antolín los está renovando (roll-over en la terminología técnica que usa la empresa) por otros cinco años, pero los inversores exigen elevar esos intereses hasta niveles de entre el 10% y el 12%, según fuentes del mercado. Lo cual supone una carga de 25 millones al año, como mínimo, sólo en intereses de esos bonos.

En cuanto al crédito sindicado, la empresa ha propuesto a los bancos acreedores una refinanciación de esos 530 millones con un tipo de Euribor más 4 puntos, el doble de diferencial del que tiene ahora (2 puntos). Ese tipo, a los niveles actuales, se queda muy cerca del 9%. Es cierto que se espera que el BCE siga bajando los tipos tras la primera rebaja de este mes, pero los descensos serán menores y más prolongados en el tiempo de lo que se esperaba. Y, en consecuencia, pasará lo mismo con el Euribor.

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