Gran Premio de Singapur de Fórmula 1

Sainz y Norris lucen su vieja amistad en Singapur

El británico ha sido importante para que su viejo amigo celebre la victoria en Singapur con un tapón en las últimas vueltas

Ambos fueron compañeros de equipo en McLaren y siempre mostraron muy buena sintonía

Carlos Sainz, Lando Norris, Singapur
Lando Norris y Carlos Sainz en rueda de prensa. (AFP)
Guillermo Sáez

Carlos Sainz y Lando Norris han recuperado su vieja amistad en el Gran Premio de Singapur y han copado las primeras posiciones del podio con sendas actuaciones perfectas en el circuito de Marina Bay. Un resultado que tan solo podían soñar de lejos, de muy lejos, cuando eran compañeros de equipo en McLaren. Durante aquellos días forjaron una relación de camaradería que ha puesto su granito de arena al triunfo del español en la carrera de este domingo.

Las últimas vueltas en Singapur se convirtieron en una película de suspense que devolvía a la Fórmula 1 a sus días de máxima emoción. Qué bien le ha sentado a la competición que la tiranía de Red Bull se esfume, aunque solo sea durante un fin de semana… Pues bien, en esta película los Mercedes eran los lobos y el resto de aspirantes, léase Sainz, Norris y Charles Leclerc, se vestían de  corderos. No tan rápido. Al final se salvaron dos de tres. Solo el monegasco fue incapaz de proteger su pellejo.

Con cinco giros por disputar, Sainz lideraba por delante de Norris y a ambos les pisaban los talones los Mercedes. George Russell y Lewis Hamilton ya habían segado a Leclerc y venían como cohetes hacia el Ferrari y el McLaren que les separaban de la victoria. La segunda victoria en la carrera del español estaba en verdadero peligro, pero tuvo final feliz gracias a la reedición del viejo mix de los ‘Carlando’.

¿Y esa palabreja? Pues es como se bautizó al dúo que Sainz y Norris formaban en McLaren durante los dos años que fueron compañeros de equipo (2019 y 2020). En un mundo tan competitivo como la Fórmula 1, donde los compañeros de escudería a menudo también pueden llegar a ser enemigos íntimos, su estupenda relación era una rareza en la que Sainz, seis años mayor que el inglés, hacía el papel de hermano mayor.

El triunfo de Sainz en Singapur

Y mucho tiempo después, los viejos amigos se reencontraron sobre el asfalto con la misión compartida de frenar a los Mercedes. En una maniobra de mucha sangre fría, Sainz dejó que Norris se le acercara a unas pocas décimas para que pudiera activar el DRS. «Carlos ha sido muy generoso ayudándome con ese DRS. Ha sido muy bueno para su victoria, pero también para mi segundo puesto», agradeció posteriormente Norris.

El británico rentabilizó a la perfección la ayuda de su viejo amigo y dejó con un palmo de narices a los Mercedes, cuya remontada conjunta murió en esa astuta jugada.  George Russell, que suspiró adelantar a Sainz durante toda la carrera sin llegar a conseguirlo nunca, no aguantó tanta presión y acabó estrellando su coche contra el muro. Tuvo que ver desde el garaje como Hamilton escoltaba en el podio a los ‘Carlando’, felices y más amigos que nunca. Compartieron abrazos, sonrisas y confidencias como en sus viejos tiempos en McLaren. Ambos habían repetido los mejores resultados de sus carreras en la F1.

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