REAL MADRID 1-1 EIBAR: JORNADA 7 DE LIGA

El Madrid se hace un lío

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Cristiano Ronaldo se lamenta tras fallar una ocasión en el empate del año pasado en el Bernabéu. (AFP)
Miguel Serrano
  • Miguel Serrano
  • Me confundieron con un joven prodigio pero acabé de periodista. Escribo cosas de deportes y del Real Madrid en OKDIARIO, igual que antes las escribía en Marca. También a veces hablo por la radio y casi siempre sin decir palabrotas. Soy bastante tocapelotas. Perdonen las molestias.

Tercer empate seguido en Liga (cuarto contando la Champions) de un Real Madrid que se hizo un lío ante el Eibar. Sesteó al principio, dio a los visitantes un gol de ventaja y, aunque igualó el duelo antes del descanso, no fue capaz de sellar la remontada en la segunda mitad. A los de Zidane, al menos en esta etapa del año, les ha abandonado la pegada.

¿Adivinan qué hacía Zidane con su once inicial? Efectivamente, rotar. Sin Marcelo, Modric ni Casemiro por lesión y sin Sergio Ramos por descanso, el técnico del Real Madrid utilizaba su décimo equipo titular distinto en diez partidos oficiales. Keylor repetía bajo los palos, igual que Carvajal y Danilo en los laterales, con Pepe y Varane formando el dúo de centrales.

El mediocampo iba a ser de violinistas –Kroos, Isco y James–, pero unas molestias del colombiano en el calentamiento dieron entrada a Kovacic. Menos pegada, pero más músculo. Delante, la BBC dispuesta a afinar la puntería como el chico que apunta en el tiro al blanco de una feria para colmar a su chica con peluches y muñecas chochonas.

Bale salió hiperactivo como si se hubiera tomado un litro de café. Arrancaba desde la derecha para gobernar el partido, en plan Rajoy. Pero fue el Eibar el que dio primero. Un centro medido de Capa desde la derecha, más solo que Pedro Sánchez en el PSOE, lo remató Fran Rico en el centro del área, mientras Varane había ido a por tabaco, Pepe saltó para cabecear al aire, Isco no aparecía ni en plano y Carvajal llegaba tarde a la ayuda. Cuando no es al final, es al principio, pero al Real Madrid le mola un huevo complicarse la vida.

Tocaron a rebato los de Zidane y se pusieron a atacar con las prisas del mal estudiante la noche antes del examen. El Real Madrid tenía más precipitación que velocidad y hasta el Bernabéu empezaba a impacientarse. A Algún osado le dio incluso por pitar a Cristiano Ronaldo, que se picó. Era el minuto 17. El luso bailó un chotis sobre su par en la banda izquierda, lo dejó sentado en el suelo y metió un centro de gol al segundo palo. Allí se elevó Bale para marcar el 1-1 con un cabezazo que recordó al de Lisboa el año de La Décima.

El cártel del gol

Respondió Pedro León con un mano a mano ante Keylor, que el tico sacó a córner con una para marca de la casa. Pero el gol de Bale había calmado al Real Madrid, que tenía por delante más de una hora para ganar el duelo. Los blancos incrementaron la intensidad de su presión, paso a paso, metro a metro. Rondó el tanto Benzema al filo de la media hora después de una buena acción de Danilo por la izquierda, pero el delantero francés no estuvo ni rápido ni ágil.

Pero el Real Madrid volvió a dormirse, quizá porque la hora lo pedía. El Bernabéu, picajoso con razón, empezó a mosquearse con su equipo, más por su desidia que por su falta de acierto. El Eibar arrimaba cebolleta otra vez a la meta de Keylor Navas. Respondieron los de Zidane, sujetados por el tándem Cristiano-Bale, ya que Benzema estaba más desaparecido que Francisco Paesa.

Zidane, como el resto del mundo, se dio cuenta y le sentó al descanso para sacar a Morata. Igual que a Varane, que dejó su puesto a Nacho. Aunque es cierto que ambos tenían pequeñas molestias. Pedro León, que gobernaba el partido andando, perdonó el 1-2 en el 48 después de un fallo en cadena de la defensa del Real Madrid. Se gustaba el Eibar y se mosqueaba el Bernabéu. Insisto: con razón.

Bale, que estaba empeñado en echarse el equipo a la espalda, percutió por la derecha y puso un maravilloso centro de exterior que Morata devolvió al punto de penalti, pero ni Cristiano primero ni Isco después, supieron empalar la pelota. Repitió el galés en el 54, pero Cristiano y Morata estaban en fuera de juego, por lo que Munuera acertó al anular el tanto.

Asedio sin acierto

Rondaba el segundo el Real Madrid, pero Morata se tiró a la piscina ante Riesgo en el 56. ¿Dónde estaba la pegada?  Pues en Bale, cuyo cabezazo desde el área grande se estrelló contra el palo izquierdo de la portería eibarresa. En el 60 también la tuvo Cristiano, pero no fue capaz de definir ante Riesgo. Se desesperaba Zidane y se impacientaba el Bernabéu.

Los blancos veían pasar minutos y ocasiones a partes iguales, pero el segundo se resistía, como esos botes de espárragos imposibles de abrir salvo que tengas las manos de un aizcolari. Y estábamos ya en el 70. Cogió algo de aire el Eibar y Zidane quemó las naves al meter a Asensio por un desaparecido y desdibujado Isco. A los blancos se les echaba el tiempo encima, víctimas de nuevo de su falta de puntería.

En el 85 Mauro cabeceó contra su propia portería, pero Riesgo estaba bien colocado. Parte del público, los más incrédulos, empezaban a abandonar el estadio. Pero esta vez tenían razón, porque la épica, muchas veces lo hemos dicho, no siempre funciona. Esta vez, como ante el Villarreal, el arreón final ni siquiera existió, así que el Real Madrid firmó su tercer empate consecutivo en la Liga. Demasiados pinchazos seguidos para un equipo que aspira a ser campeón.

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