Pinchazo de campeonato
Barcelona y Sevilla empataron sin goles en un encuentro de alternativas y escaso juego en el que ambos pudieron llevarse el gato al agua. El Barça, que echó de menos la mejor versión de Messi.
Primera prueba de fuego para el Barça y primer suspenso. El equipo azulgrana no pasó del empate, sin goles, ante un Sevilla sin necesidad de llegar a su mejor nivel para firmar tablas con el líder, que podría perder esta condición si el Real Madrid suma los tres puntos el domingo ante la Real Sociedad. El empate podía no ser considerado un fracaso casi en cualquier escenario, pero la particularidad de la reanudación, lo apretado de la tabla y lo que queda por delante hacen que no sumar los tres puntos signifiquen directamente un pinchazo de campeonato en la lucha por la Liga.
Setién y Lopetegui medían sus onces en uno de los duelos más esperados de la Liga, con el liderato y la Champions en juego, y sus propuestas no dejaron indiferente a nadie. El ex madridista renunciaba a la posibilidad de blindarse en el centro del campo y salía con su once tipo, con Oliver por Banega, y buscando la debilidad culé por bandas. El cántabro, por su parte, optaba por el recorrido de Rakitic y Vidal en detrimento de Arthur y castigaba a Griezmann para dejar paso a la dupla Suárez-Braithwaite para acompañar a Messi. El morbo estaba servido.
El encuentro comenzó con la eficacia mínima por parte de ambos equipos. Mucho ritmo, mucho ruido en la presión… y pocas nueces. Lopetegui y Setién, conscientes de la superioridad física sobre lo técnico en sus interiores, lanzaron a la presión a sus soldados, solventando el Sevilla con mayor pragmatismo y el Barça, merced al plus que supone Ter Stegen en la salida de balón, con suma facilidad.
El duelo era eminentemente táctico y las ocasiones brillaban por su ausencia. Messi aparecía demasiado atrás, donde sigue siendo buenísimo pero es sin duda y con casi 33 años, mucho menos intimidatorio, y sólo con una falta, respondida con picardía y maestría por Koundé con un despeje extraordinario, pudo amagar con el gol, el 700 en su cuenta histórica, el astro argentino.
Se esperaba mucho del Sevilla por bandas, más aún con un Alba aún renqueante y un Semedo sin continuidad e inmerso en polémicas extradeportivas, pero Ocampos y Munir se quedaron cortos y desasistidos. Cuando Lopetegui no puede atacar por los flancos, su equipo queda a merced del balón parado ofensivo y el poderío del cuadrado que forman Jordán, Fernando, Koundé y Diego Carlos en defensa. Este último argumento le sirvió para subsistir con cierta facilidad en una primera mitad que se iba a calentar antes del descanso.
Tangana y a vestuarios
Una entrada de Koundé sobre Suárez desencadenó una tangana en la que Fernando y Busquets quedaron pegados cual siameses y Messi y Diego Carlos tuvieron sus más y sus menos, protestando los locales una agresión del ’10’ al fornido central en la que no repararon las repeticiones. Así las cosas, y con las espadas amagando con desenvainar, llegaba el descanso. 15 minutos de reposo para volver con más fuerza y algo de juego.
El Sevilla estaba vivo en el partido, pero para continuar con opciones debía modificar algo en el terreno de juegos. Sin correcciones, el cambio era Banega por Oliver y al igual que lo vimos aquí, lo vio y ejecutó Lopetegui, que tenía hombres calentando desde el 15′. En tres minutos se notó como la circulación local había cambiado y Munir, Ocampos y Navas comenzaban a entrar en juego. El argentino es el director de orquesta del equipo y su entrada revitalizó a los suyos. El choque volvía al 50-50.
Munir y Ocampos, con sendos disparos fortísimos pero sin colocación, pusieron a prueba a un segurísimo Ter Stegen, confirmando el despertar de un Sevilla que, eso sí, debía mantener la seguridad en defensa ante un Barça especulativo y con mayor tranquilidad en sus ataques. Quedaba media hora y si el empate no le valía a los culés, para qué hablar de la derrota.
Fernando domina con puño de hierro
Messi, Suárez, Ocampos, Navas… la calidad no faltaba en el césped del Pizjuán, pero apuradas tres cuartas partes del partido, el marcador seguía a cero para ambos equipos y el hombre del partido era posiblemente, Fernando Reges. El brasileño es otra de las genialidades de Monchi y con 33 años, estaba anulando a Messi, Busquets y compañía con una inteligencia táctica descomunal.
El brasileño es la explicación a que el Sevilla no sólo no pagase su bajón tras el carrusel de cambios, sino que tuviera incluso una clarísima, con un contraataque de 4 vs 2 que Reguilón no pudo resolver de forma óptima. Anteriormente, Messi había mandado una falta con veneno que Vaclik despejó a córner para evitar mayores problemas. Griezmann ya estaba en el césped para completar el tridente y evitar el pinchazo en 15 minutos.
Reguilón no pudo ayudar a ‘su’ Madrid
Las ocasiones no cesaban dentro de la decepción de contar con el caudal esperado por parte de los dos equipos. El Barça amagaba con volcarse mientras el Sevilla no se amedrentaba y por medio de Ocampos pudo poner el 1-0, antes de que Suárez marrase la más clara del Barcelona en el partido, con un remate de primeras con la zurda que se marchaba alto.
Los lamentos del charrúa retumbaban en el Pizjuán, pero la cosa pudo ser peor nada más comenzar el descuento, pero el milagro azulgrana fue que la pelota le cayese en la diestra a Reguilón, quien sólo dentro del área remataba manso a las manos de Ter Stegen. La derrota no llegaba, pero tampoco el triunfo para desgracia de los aficionados culés, que confirmaban con el pitido final como ya no dependen de sí mismos para revalidar el título de Liga.