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Felipe, de ganarse la vida vendiendo setas a jugar con el Atlético

El central del Atlético de Madrid, Felipe Monteiro, se planteó dejar el fútbol cuando vendía setas con su suegro y se levantaba a las tres de la mañana.

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Felipe y Maxi pelean un balón durante el Atlético-Valencia. (Foto: Alberto Simón)

Hace once años el central del conjunto rojiblanco se levantaba a las tres de la mañana para ganarse la vida. Ahora Felipe Monteiro tiene una posición acomodada, y más desde que el pasado verano recalase en el Atlético de Madrid procedente del Oporto.

De su pasado vendiendo setas ha hablado el defensor en una entrevista para Marca: “Hace años estaba despertándome a las tres de la mañana y hoy tengo el privilegio de jugar un partido ante los mejores del mundo. Tenemos la total capacidad para jugar de igual a igual al Liverpool y hacer todo por defender la camiseta del Atlético con éxito”.

Felipe, ahora en el Atlético de Madrid, pensó en dejar el fútbol a los 18 años

Felipe Monteiro tardó en tener una oportunidad, motivo por el que llegó a plantearse dejar el fútbol tal y como ha reconocido: “Tenía el sueño de ser futbolista, pero sabía que las condiciones eran difíciles A los 18 pensé en dejarlo, pero salió una oportunidad para empezar a soñar de nuevo. Cuando vi que era posible me agarré a la primera oportunidad que tuve y seguí haciéndolo siempre hasta llegar al Atlético”.

Curiosamente fue un DVD lo que supuso un punto de inflexión en su carrera: “Jugaba en la Liga mogiana, que es mi ciudad, hice varios buenos partidos y me llamó el Uniao, el equipo de allí, un club pequeño. Ahí comenzó todo. Un delantero que jugaba conmigo habló con otra persona que podía ayudarme, vino a verme, hizo un DVD y lo llevó a un club profesional, el Bragantino. Me llamó el entrenador y ya comenzó todo: hice una buena pretemporada, estuve seis meses en el banquillo, luego debuté en el campeonato brasileño y ya surgió la oportunidad de irme a Corinthians”.

Felipe Monteiro ha contado también cómo se tomó su suegro, que era con la persona que se dedicaba a vender setas, que le dejase tirado: “Cuando empecé a trabajar con él yo tenía el sueño de ser futbolista y él creía en mí, así que no tuve que decirle mucho. Sabía que era difícil, le dije que quería intentarlo y él me dio todo el apoyo. Con el suyo y el del resto de mi familia estoy aquí”.

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