Echar a Koeman cuesta 7,5 millones

Joan Laporta tiene bastantes cosas claras para el FC Barcelona que viene. Una de ellas es que Ronald Koeman no le gusta, no le quiere. Primero y más importante, porque es un entrenador heredado, elegido por Josep María Bartomeu, uno de los presidentes que mayor mancha han dejado tras su mandato. Segundo, porque su temporada más allá de la consecución de la Copa del Rey, ha sido un desastre. Tiene mérito con las armas que le dejaron, sí; pero el final de temporada deja entrever que fue incapaz de gestionar emocional y físicamente a un equipo que parecía alzar el vuelo.

Pero Laporta tiene un marrón con Koeman. El holandés no tiene ningún tipo de intención de abandonar el club al final de esta temporada, de hecho ya transmitió al presidente que está dispuesto a seguir y a acceder en varios de los puntos que trataron en la primera reunión que tuvieron tras el batacazo ante el Levante. Pero el entrenador tiene claro que en esta recta final de Liga ha perdido mucho crédito del que se había labrado y que esto ha golpeado la confianza que depositaron en él.

Koeman sabe y entiende ya, antes de la reunión que debe tener con el presidente al cierre de la temporada, que Laporta no le quiere en el banquillo y que ya está buscando alternativas. Pero la realidad es que el holandés tiene un año más de contrato y éste quiere cumplirlo, de hecho no está dispuesto a perdonar ni un solo euro del año que le resta, ya que firmó hasta 2022.

Esto, en la tesitura actual del FC Barcelona es un problema mayúsculo. El Barça ya ha solicitado un préstamo por valor de 500 millones de euros al banco norteamericano Goldman Sachs. El objetivo no es otro que cuadrar las cuentas antes del cierre del presente ejercicio y los problemas económicos a corto plazo. Entre ellos aparece la posibilidad de cortar a Koeman de sus funciones, lo que conllevaría un importante desembolso.

Si finalmente Laporta decide echar a Koeman al término de esta temporada, el Barça debería pagarle el año que le resta, una indemnización que se eleva hasta los 7,5 millones de euros según Sport. Es un alto precio a pagar por la marcha del holandés, que pasaría sin pena ni gloria tras un año en el club, con eso sí el título de Copa del Rey bajo el brazo y alguna que otra perla de La Masía sacada al escaparate.

Todo esto no le ha valido a Koeman para seguir, al menos de momento. Laporta y el Barça están en estos momentos analizando el mercado y viendo que opciones podrían encajar en el banquillo si se le da la patada al holandés. La posibilidad de contar con Pep Guardiola, el anhelo del presidente, se esfumó tan rápido como éste renovó con el Manchester City. Pensar en Xavi Hernández parece desmedido en estos momentos, desde la cúpula culé se considera que aún no es el momento del ex blaugrana. Jurgen Klopp, otro que encandila a Laporta, parece difícil de arrancar de los brazos del Liverpool una vez que estos logren su billete anual para la Champions.

Laporta no encuentra un sucesor decente para Koeman. El presidente ha reactivado la posibilidad de contratar a Hansi Flick. Con el alemán hubo contactos hace semanas, cuando se conocía que tenía un acuerdo cerrado con Alemania para entrenar a la selección. Laporta comienza a impacientarse ante las pocas opciones que le deja el mercado, de ahí que haya llamado personalmente al actual entrenador del Bayern Múnich para presentarle su proyecto e intentar convencerle.