El Atlético brilla, pero muere en la orilla
Un gol de Elanga en el minuto 80 en el único disparo inglés entre los tres palos evita la victoria rojiblanca
El Atlético mereció mucho más, pero pagó con sangre un nuevo error defensivo, esta vez de Reinildo
Joao marcó un golazo y jugó su mejor partido con la camiseta rojiblanca, pero no fue suficiente
Dos balones acabaron en la madera de De Gea, el último en el minuto 86
Al no valer doble los goles en campo contrario la vuelta en Old Trafford será una final
La noche más aciaga de Cristiano contra el Atlético
El Atlético murió en la orilla tras un partidazo y entregó una victoria a la que se hizo merecedor como castigo a un nuevo error defensivo, esta vez del mozambiqueño Reinildo, que dejó al recién salido Elanga solo ante Oblak para que transformara en gol el único disparo inglés entre los tres palos. De nada valió el gran gol de Joao ni la convincente actuación de todo el equipo, que estrelló dos balones en los palos, el último a los 86 minutos. La eliminatoria se decidirá en Old Trafford después de que el United saliera del Metropolitano con un premio excesivo.
Este Atlético es más críptico que la fórmula de la piedra filosofal. Un enigma en sí mismo. En la noche más lustrosa de un curso decepcionante apareció su mejor versión y lo hizo de la mano de un puñado de sus futbolistas de segunda línea, de los desheredados de Simeone. Sin Carrasco ni Koke, con Lemar, Suárez, De Paul y Griezmann en el banquillo, fue la noche de Lodi, de Herrera, de Kondogbia y por fin de Joao, que por fin disfrutó de su minuto de fama en un partido importante y acabó saliendo a hombros tras su actuación más convincente desde que viste la camiseta rojiblanca. Por desgracia el gol de Elanga empañó un gran trabajo, pero hay motivos suficientes para pensar que esta eliminatoria puede superarse.
Al Atlético fue suficiente verle ponerse en movimiento tras el saque de centro para entender que había entrado en el partido dotado con la mirada del tigre. El Man’U se esperaba cualquier cosa menos eso y antes de que pudiera reaccionar se encontró encerrado en su propia área mientras 55.000 almas exigían un sacrificio de sangre. Giménez estuvo a punto de hundir el cuchillo en el corazón inglés cuando apenas se habían consumido dos minutos, pero el sueco Lindelof evitó el drama lanzándose al suelo en el área y evitando el remate a bocajarro del uruguayo, que ya había hecho levantarse de sus asientos a todo el estadio cantando el 1-0.
La grada tuvo que contener su grito, pero en realidad fue sólo un pequeño retraso. A los seis minutos el balón le llegó a Lodi en la banda izquierda y el brasileño ejecutó justo aquello para lo que se le fichó hace tres años, un centro combado, templado y con la altura y fuerza precisas para que cualquier cabeza propia lo convirtiera en un pase de gol. La que se encontró fue la de Joao, que respondió a un pase tan perfecto con un testarazo todavía mejor que De Gea sólo pudo seguir con la mirada. Ahora sí estalló el Metropolitano, ahora sí fue una piña el Atlético. 11 almas unidas con un grito común. La buena noticia con la que Simeone había soñado en la víspera.
El Atlético dejó vivo al United
El gol ejerció efectos inmediatos en el partido. El Atlético dio un paso atrás de forma voluntaria y obligó al Manchester a abandonar su refugio para asumir mayores riesgos. Desconcertado por el paisaje y carente de talento en medio campo, el equipo inglés se aferró al desborde de Rashford como única herramienta para vulnerar una defensa que culminó una primera parte perfecta. Ni un solo error, ni una sola vacilación, ni un solo disparo con peligro concedido al rival. El copycat del Atlético 20-21, la némesis del Atlético 21-22. Una reconciliación en el mejor momento.
De Gea tampoco tuvo que intervenir en lo que quedaba de primer tiempo, pero el portero español vivió al límite del sobresalto. Kondogbia robó varios balones en situación de alarma roja, pero luego le faltó precisión en el pase, y cuando periclitaban los primeros 45 minutos, entrando casi en el descuento, un centro desde la derecha de Lodi -de nuevo de Lodi- lo acabó rematando contra su propia portería Maguire. El balón se estrelló en el poste y salió escupido al terreno de juego mientras Simeone se desesperaba en el banquillo.
El equipo volvió al campo con el mismo espíritu con el que lo había abandonado y forzó dos córners antes de los primeros cinco minutos mientras el Manchester se limitaba a sobrevivir como podía a la espera de que le llegara su oportunidad, pero nunca llegó a aparecer la conexión con Cristiano y Jadon Sancho, y a Rangnick no le quedó otra que mover el banquillo para buscarle otro aire a un equipo tan desconectado que sólo podía recurrir a los disparos lejanos de Bruno Fernandes para cambiarle el aspecto al partido.
Satisfecho por el rendimiento y la concentración de sus futbolistas, a Simeone le costó mover pieza y fue necesario que Lodi cayera contracturado a los 75 minutos para decidirse a modificar el dibujo. El Cholo aprovechó el parón para devolver a la actividad a Griezmann y el estadio se rindió ante Joao cuando observó que también le había llegado a él el momento de irse al vestuario.
El partido avanzó hacia el final sin aparentes sobresaltos, pero esta temporada al Atlético le crecen enanos en todas partes. A los 80 minutos Bruno Fernandes filtró un pase ante el que llevaba ventaja Reinildo, pero el mozambiqueño se precipitó al ir a por el balón y acabó perdiendo la posición ante el recién salido Elanga, que cruzó ante la salida de Oblak para empatar en el único remate forastero entre los tres palos.
El gol frustró una noche que pintaba perfecta, pero que aún reservaba otra mala noticia. A los 86 minutos Griezmann recogió el rechace de un córner y disparó al travesaño para acabar de frustrar más al equipo y a la grada. Al pitido final del árbitro Simeone caminó hacia el vestuario rabioso por la injusticia del resultado. Tendrá la oportunidad de tomarse la revancha en Manchester, pero será difícil que el equipo haga más méritos de los que ha reunido hoy para ganar el partido.